martes, 30 de noviembre de 2010

Por una mínima retribución plástica



Por Alfonso Sánchez-Martínez

El 17 de diciembre a las 19:00 hrs en el auditorio de la Corporación Cultural de San Pedro de la Paz se inaugura una muestra pictórica, se extenderá hasta el 4 de enero del 2011. La muestra está integrada por tres pintores penquistas Álvaro Huenchuleo Paquién, Gustavo Riquelme Peña y Jorge Guerrero Burgos. Con el primero me vincula una afinidad estética nacida sincrónicamente hace un par de años.

Conocí a Álvaro gracias a que adquirí uno sus cuadro, al que llamamos Bulimia, este cuadro ilustrará mi próximo libro intitulado con el mismo nombre. Fue sustraído en el reciente saqueo. Aquel encuentro me replanteó el sesgo de que era más de lo mismo: más Grisalla. Y de paso me abrió a la idea de una estética de la ciudad, de un modo de abarcar las texturas del paisaje humano y geográfico, una manera de relacionarse artísticamente con el entorno, a esto le llamé "Estética de la humedad". Siento que buena parte de los artistas penquistas la incorpora a su obra, incluyendo a Grisalla.

He visto en las formas experimentales del paisaje abstracto de Huenchuleo, un espacio ancestral, una interpretación ontológica, una cosmovisión originaria. Explicación sugestiva del vínculo del citadino, de como se vincula a su estirpe desde lo cromático, desde el uso de los ocres, los sienas, los grisazulados y del rojo, tan presentes en las culturas en contacto directo con la tierra.

Nuestra Región no se caracteriza por disponer de muchas salas, así como no se caracteriza por hacer de ellas y de los espacio públicos, un punto de fuga para el transeúnte ensimismado, para que este rompa el velo de lo cotidiano y asista a una cita estética. Me cuesta enunciar qué es lo que se debe realizar, qué es lo que hace falta: construir mega estructuras como el GAM de Santiago, implementar pequeñas salas a escala humana, potenciar y difundir las salas ya establecidas, entre ellas, las particulares. Es imprescindible toda una batería de medidas necesarias para contrarrestar las ya gastadas por el egoísmo y por el acaparamiento de algunos “gestores culturales”. Debemos contrarrestar el monopolio ejercido por las instituciones que actúan, por lo general, como productoras, tratando de justificar su existencia y su adjudicación de fondos, dejándonos con obras pastiche sin curaduría alguna y sin tomar más riesgo que el “amiguismo”.

Bajo esa premisa es que perpetro esta nota, bajo la premisa de que una obra plástica, siendo precisos, una muestra plástica de tres pintores penquistas, a mi parecer, muy representativos de la creación visual de la región; es una oportunidad para hacer conciencia de la seriedad que debe evidenciar un artista y el medio que se nutre de él.

Estos tres pintores están constantemente en galerías locales, pero nunca han hecho una exposición colectiva exprofesa. La presente es un esfuerzo mancomunado y retributivo por parte de la institución que facilita la sala, de los tres participantes y de quienes ayudan con la difusión de la muestra.

Es imprescindible que estas actividades se potencien y se profesionalicen. Se requiere con urgencia la labor que desempeña un buen marchante de arte, ese que no sólo se preocupa por su comisión o por lo que decorará el despacho de algún arquitecto o de algún odontólogo. Lo necesario y urgente está en el riesgo, en el abismo de establecer un gusto personal, establecer una contracorriente basada en el gusto, basada en el conocimiento y las sensaciones que nos detona un lienzo, una obra visual o plástica o como se esté de moda llamarla.

ASM-¿Sienten necesario realizar muestras periódicamente? El objeto de éstas es más que promocionar el trabajo realizado y así venderlo, o sólo cumple con ese objeto.

AH-Con respecto a la primera consulta, puedo decir que es una de las primeras exposiciones que realizamos en conjunto, quizás veamos en un futuro cercano la posibilidad de hacer un colectivo...eso lo dejamos al criterio de como se vayan dando las cosas y la “aunación” de criterios para confirmar una asociatividad.

ASM-Hace cuanto tiempo se conocen. Qué hace que ustedes tres realicen la muestra, es por una afinidad estética o sólo nace en torno a lo casual.

AH-Como grupo de amigos nos conocemos hace bastante tiempo, ahora, este ha dado el siguiente producto de maduración de talantes, por lo mismo eso responde a que utilizamos una afinidad estética y esta radica en el gusto o mejor dicho en el compromiso de elaborar una obra de calidad, quedar satisfechos con el resultado de las obras.

ASM-Tengo entendido de que tienen programada una muestra en San Francisco California EEUU, en qué consiste y que representa para ustedes.

AH- Esta consiste en enviar una muestra representativa y genérica de un tipo de pintura que se realiza aquí en Concepción, lo que represente para nosotros la posibilidad de ampliar el espectro de un tipo de afinidad estética para abordar el campo de la plástica y, bueno, abrir nuevos mercados, también.

ASM-Cuál es tu búsqueda en cada lienzo, hay algún discurso político, ideológico. Lo digo en torno a tu entrevista con Revista Mocha.

AH-Esa entrevista es de hace mucho tiempo... creo que corren otras aguas ya debajo de este puente...podría decir que actualmente trabajo sin ningún posicionamiento conceptual o ideológico, mas me posiciono desde la mancha, vehículo expresivo, como última frontera ante la asfixiante atmosfera conceptual.

ASM-Me da la impresión de que más allá de tu declarada relación admirativa hacia una generación anterior de pintores, me refiero a Grisalla, hay una búsqueda que te distingue y te aleja sutilmente de una influencia tan potente como la que habría desde la generación de los ’90. ¿Sientes que te hace eco este enunciado?

AH-Siempre lo he pensado y sentido desde esa forma o paradigma estético formal.

ASM-Veo en tu obra una fijación casi obsesiva con el espacio, con el volumen, de algún modo una intención de asir todas las dimensiones. Hay muchos elementos flotando, suspendidos, que evocan oscuramente, como si fuesen cavernas donde sumergirse. Es como si nos mostraras zonas abisales de nuestros sueños.

AH-Puede ser una evocación a la otredad a lo insospechado...a la creación de un no posible, algo que no existirá mas que en la tela...

ASM-Recuerdo que me contaste una anécdota sobre las cortinas de tu colegio, podrías recordármela brevemente, me parece que eso dice mucho de tu poética, de tu discurso que es estético a la vez que ontológico.

AH- Ah… te refieres a una apropiación de un soporte...como para desarrollar una obra… mmm más claro que el agua no puede estar, estimo sus conclusiones: definitivamente mi trabajo ha variado de la referencialidad a la creación de un sustrato genuino y particular, así ha devenido de esta parte, en el tiempo.

domingo, 7 de noviembre de 2010

FTB 2010, entusiasta entrega de teatro para la región


Por Alfonso Sánchez-Martínez

No quiero que me den una realidad planteada, también quiero tener la oportunidad de construirla, está frase que me queda rebotando es un eco esperanzador y oportuno después del debacle. Estas palabras de Isabella Cichero, en el marco de una entrevista de más de veinte minutos, hacen que la instancia del 1º Festival de Teatro de Bío-Bío o FTB 2010 sea una oportunidad para ver como esta gestora, junto a Hugo Covarrubias y Muriel Miranda, nos adelanta los cimientos de una obra en proceso. Otra de las frases más citadas por Isabella es formar audiencia. Ahora, debo entender esto en la línea de lo que se ha hecho desde la cuestionable gestión de Luis Aguirre y los anteriores directorios del Consejo Regional de la Cultura y de las Artes o es esta una nueva forma de acuñar tan gastada frasecita. La mayoría de los eventos que fomentaron y que, generalmente se cerraban en una mega fiesta pseudo cultural, no pasaron de ser una muestra penosa de circo pobre. El paisaje siempre era el mismo: personas pululando, sin entender el sentido de la actividad; borrachos por los parques, payasos y saltimbanquis por doquier.

Desde ya puedo cuestionar que, en este primer FTB, más de la mitad de las obras se repartan en la dramaturgia de apenas dos autores: Barrales y Erazo. No será esto un exceso. ¿Se invitará a otro tipo de dramaturgos? Por ejemplo Galemiri o Grifero. Me encantaría ver en Concepción Sin Sangre de la compañía Teatro Cinema -ex LaTroppa- y que no se diga nos llaman de todas partes del mundo, pero nosotros mandamos e-mails a teatros de regiones, como el de Talca, y nunca nos respondieron, en palabras de Zagal, director de esa compañía. También puedo echar de menos mayor presencia de obras locales y de alguna latinoamericana.

Me siento en la necesidad de ser condescendiente, es la primera entrega y se entiende que sea perfectible. Lo realmente destacable, y en letra de marquesina, es que las obras se presentan a un precio asequible a cualquier bolsillo y que, además, se contemplan funciones y charlas gratuitas.

Personalmente recomiendo Gulliver de Jaime Lorca y Kiwala y el gran viaje de Triciclopájarito, obras familiares que experimentan con lenguajes y aparatos escenográficos atractivos y poco comunes por estos lares.

Será panorama interesante asistir a las funciones de A morir en el Club Bonita. Ander Blu, de la mano de Achondo, finaliza el proceso creativo de A morir. El elenco, según lo publicado en el programa, está compuesto por Carolina Jara, Valentina Durán, Roxana Concha, Alfonso Lara, Sebastián Torres, Cristián Veloso, Carlos González e Isabella Cichero.

Qué más queda, sólo asistir como audiencia, formada o no. Sólo basta asistir y disfrutar, ya vendrá lo demás...

ASM: Harías una genealogía del encuentro, cómo nace la iniciativa, cuál es el primer intento o experiencia ¿Con quiénes compartes la inquietud de realizar un festival con estas características, con estas proyecciones? Cuántas personas involucra, principalmente, la organización de un evento como éste.


IC: La idea del Festival nació de la inquietud de Muriel Miranda y mía. Ella me planteo unirnos para desarrollar el proyecto y así lo hicimos. Se empezó a trabajar desde la premisa de brindarle a la Región un Festival de calidad, entretenido, dinámico y sobre todo accesible.

ASM: ¿Cuáles son las salas involucradas y qué otros espacios se han elegido?
IC: Se pensó durante el desarrollo del proyecto armar una especie de circuito con la mayor cantidad de salas, el festival pasa por el Teatro Romano, Teatro U de Concepción, Aula Magna, Alianza Francesa, Sala Dos, Foro Universidad de concepción, y por las Plazas de Armas de Lota y Talcahuano.

ASM: La mayoría de la obras que trae el FTB entran en un teatro cercano a los formatos tradicionales, lo digo más allá de las temáticas diversas, más bien pensando en el lenguaje y en el aparato escenográfico. Hay dos compañías que me llamas la atención y con las cuales ya he tenido un acercamiento muy agradable. Triciclopajarito y la de Jaime Lorca, Viaje inmóvil. Qué me podrías decir de ellas.

IC: Creo que sólo hay una obra del Festival que es más bien de Formato tradicional pero que es de contingencia y plantea temas contemporáneo y esa es La Mala Clase, las demás obras son casi todas de géneros teatrales distintos, como es el teatro callejero, el circo teatro, teatro de marionetas etc.

ASM: Cómo realizaron la elección de todas las obras, quien oficio de “curador”, por decirlo de algún modo. Cuáles fueron los criterios para incluir las actuales obras del el FTB.

IC: Como dije en la pregunta anterior se trato de convocar a obras que tuvieran distintos formatos, obras dinámicas, para todo espectador y sobretodo de calidad profesional


ASM: Me parece una sincronía interesante que justo cuando Ander Blu, de la mano de Achondo, finaliza el proceso creativo de A morir, pueda esta obra local exhibirse. Cuéntame cómo ha sido este proceso y qué piensas de ésta obra, de la cual eres parte, como también los otros integrantes del elenco: Carolina Jara, Valentina Durán, Roxana Concha, Alfonso Lara, Sebastián Torres, Cristián Veloso y Carlos González.

IC: Primero, Sebastián Torres ya no es parte de esta obra, se retiro antes de finalizar el proceso. El proceso con Achondo ha sido increíble, como actriz me siento muy afortunada de todo lo que él me ha enseñado personalmente. El entendimiento de lo que él plantea, en el teatro, y sobre el teatro, es un entendimiento que llega tardío: uno como actor, siempre expectante a los cambios, logra captar el resultado casi al mismo tiempo que el público y eso lo entiendo como la realidad teatral, que se logra, a mi parecer, exquisitamente en esta obra.

ASM: Además de obras de teatro, hay charlas. Cuál es la idea de complementar con charlas el festival. ¿Están destinada éstas charlas a personas involucradas directamente con el teatro o es un buen panorama para todo el público interesado?

IC: Las charlas son abiertas y gratis y por lo mismo son para todos: actores y público general. Creo que son interesantes para que la gente se conecte con el fenómeno teatral y logre un entendimiento que los diferencie del público común.


ASM: Si los fondos actuales no existiese el próximo año, podremos contar con el FTB 2011 o sólo se proyecta con un fondo de Consejo Nacional del las Artes y la Cultura de por medio.

IC: Trataremos siempre de hacer la segunda y tercera y…. versión de este festival creo que la región se lo merece.

ASM: Podrías resumir en tres líneas porqué no debemos perdernos FTB 2010.

IC: En una sola línea www.ftb.cl

En tres palabras alegría, oportunidad y festival

viernes, 22 de octubre de 2010

Mala onda con Velódromo




Empiezo a descender. La pendiente está brava y con cada pedaleo, más velocidad agarro. El viento es puro, tan helado que corta. Pero sigo, me gusta. Y mientras más desciendo, mientras más me acerco a mi casa, más fuerte me siento. Es como si el viento me purificara. Es como si tuviera ganas de llegar. De avanzar. De dejar atrás la mala onda, la duda, enfrentar lo que me espera allí abajo. Sobreviví, concluyó. Me salvé. Por ahora.

Mala onda, Alberto Fuguet

Las claudicaciones son un tema que agota, es como la excusa, como una duda transcurriendo en una pista, en un velódromo, no hay compromiso con la vida, con la pasión. Un anecdotario también se puede llevar en un diario de vida. Todos podemos hacerlo. Sumar lugares comunes no debiese ser tan público, todo esto se me viene. El abuso es una prerrogativa gratuita. Lo digo desde el fondo, lo digo desde las construcciones, de alguna manera, desde el guión. Hay que tener un inmenso sentido de abstracción para eternizar entelequias personales y reescribirla una y otra vez. Da lo mismo si se apellida Vicuña o Roth o si es de ascendencia judía o es nacido en gringolandia. Lo que me parece latoso. Lo que genera un tedio insoportable es el relato de nimiedades, no importa si se tienen "tucanes parlantes y abuelitas volando". Me temo que por ahí no va la crítica, no va por lo pasado de moda, ni por el latinoamericanismo de tipo realista mágico.

Eso lo que debiese entender Fuguet, debiese entenderlo desde el fondo, no desde la forma, el fondo, ese es el tema. Acá me quedo, acá me hace ruido Velódromo. Tal vez más de lo que me hace el que se parezca a una serie de esas que pasan en la noche, tipo los 40 o los treinta. O que se sitúe siempre en la mismas locaciones Santiaguinas, casi siempre en el mismo barrio de Plaza Italia al oriente. En Uruguay fui al Teatro Solís a ver Ararat, una obra se Santiago Sanguinetti y me preguntaban si conocía Whisky, uno de los roles principales de la obra era actuado por Jorge Bolani el mismo de dicha película. Cuando vi esa bella peli uruguaya me encantó. Habrá visto Alberto algo así en su, según sus declaraciones en Una belleza nueva, cinéfila vida. O lo suyo se agota en lo garage estadounidense. Tanto guión que se ha despachado Fuguet, como no va a brindarnos uno acotado, uno menos anecdotario y más a lo Sorín o a lo Subiela o, mirando más cerca, a lo Matías Bize.

La edición, el tema técnico, la edición y el narrador, el narrador que nos descifra lo que la imagen nos vela. En un principio pensé que la edición era discreción del director: esos cortes seguidos, esas secuencias rapsódicas, al inicio de Velódromo, pensé que era para darle ritmo. Luego se desarma, luego todo es arbitrario, largas secuencias en bicicleta, buenísimos temas casi completos, pésimamente reproducidos, tal vez el audio de la sala, pero había diálogos ininteligibles y eso era mala dicción de los actores o pésimos micrófonos.

Algunas situaciones patéticas detonaban un par de tímidas carcajadas, no habrá pasado de tres o cuatro anécdotas de inteligente humor. Lo demás es impotencia de espectador, de ver como se desarma algo que pudo, potencialmente, con un trabajo de edición más contemplativo, ser agradable.

Nota aparte los presentadores “proactivos” en palabras de Fuguet con pintita cool y dialogo alternativo, la estaban haciendo al llenar la sala y que el escritor-productor-cineasta- guionista-periodista-académico universitario, les diera su bendición. De todo lo que he leído y he visto de Fuguet me sigo quedando con Hormigas asesinas. Sobreviví a velódromo, sobreviví a una nueva entrega de Fuguet , sobreviví, concluyó. Me salvé. Por ahora. Es como decir: soy malo, pero la verdad, que no tanto.

lunes, 23 de agosto de 2010

Eróstrato o la efigie de San Diego


El camino de San Diego, es una película de Sorín, estrenada el 2006. La fotografía está a cargo de Hugo Colace. Confieso que la fotografía de las películas latinoamericanas me viene siendo agradable. Otro detalle de esta película es su estética de documental, la frescura del hecho, de la mera trascripción poética de la realidad. Simplemente el ojo limpio, la lente en este caso.

La hermana de la duda es hermana de la fama, la fama busca una víctima y un victimario. En La Salada de Buenos Aires las camisetas eran idénticas a las oficiales. Líneas albicelestes por doquier. El amarillo del sol o de las insignias se instalaba como una herida. Denis Heren era mi Virgilio, mi amigo rolinga. Caminábamos por Avenida Rivadavia hasta llegar al congreso y seguir por la misma calle, que se comienza a llamar Avenida de Mayo o es al revés según si se viene o se va o parezca más importante el nombre de la calle o los edificios emblemáticos o la longitud de la avenida. Siempre pasa lo mismo, cuando hay que bajar, me corrigen, dicen que a eso le llaman subir. Para mí el subir queda al oriente y el bajar al occidente. En argentina nunca se sabe si se sube o se baja. Es una planicie sempiterna. Con Denis recorríamos todos los lugares no turísticos de la ciudad. Viajamos en tren a Liniers y caminábamos desde allá hasta el Obelisco. Mojados de lluvia o de transpiración, tomándonos unas birras en la calle. Me gustaba caminar con él. Éramos turistas atípicos. A pesar de vivir en Baires hace un buen tiempo, visitaba sus calles como un extranjero. En la once, la estación de tren de plaza miseria, como le llama a la Plaza Miserere, nos preparábamos unos fasos, después caminábamos por la calle, yo pasaba a las librerías a preguntar por un libro de Safranski o de Cioran. Se quedaba parado en la entrada con los ojos del guardia clavados sobre él.

Tenía un tatuaje del Diego en el pecho y un mapa de argentina que flameaba en su brazo. “Raza Gaucha” en letra inglesa, bien delineada, un buen tatuaje, bien hecho. El de la cara del Diego era un tanto más precario. Muchas veces asocie con Eróstrato a los tipos que usaban el arte como un instrumento de relevancia, una forma fácil de hacerse notar. También lo asocié a los textos que, en torno a muy pocas ideas, alardeaban de interesante. Siempre imaginaba que personajes como Héctor Hernández, como Álvaro pereda o Eli Neira eran una representación local de lo que llaman Complejo de Eróstrato.

Veía a Denis caminar con sus tatuajes, con su revista “Edición Especial Maradona”, con sus intereses por lo latinoamericano, en particular, por el documental latinoamericano. Éste “flayte”, como lo llamaríamos acá, leía la Crítica de la Argentina, admiraba a Lanata, no daba tregua a los programas de farándula. Se enojaba y era casi dogmático en tornos a lo que embrutece a la masa. Me criticaba por tener amigos chetos. Leía casi pura economía y política, la poesía no le gustaba demasiado porque la encontraba poco práctica. Por lo menos lo que había leído, era evadirse demasiado. Tenía sus fasos y su birra o un buen fernet. Si, el idolatraba al Diego ¡y que!, hay alguna diferencia entre quemar el templo de efeso o hacer un gol con la mano, me imagino a este Virgilio bonaerense adorando a Eróstrato, teniendo fe, amando, buscando sentido y encontrándolo.

En la película de Sorín, Tati Benitez es un personaje adorable, bello como pocos. Con la ingenuidad de un niño y la entereza de un héroe griego. ¿Si tan sólo un Tati Benitez existiera por cada Eróstrato local? Hay que ser feliz, tenemos la obligación de serlo cuando entrega sus sueños en un adefesio que sólo los niños y los ciegos ven como la viva imagen del ídolo.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Último informe meteorológico: lluvia de contenedores


La noticia se expandió urbi et orbi. Los medios del mundo coincidieron en que los chilenos estaban hambrientos de cultura y que si bien el saqueo es siempre deplorable, habría ayuda internacional. Los altos organismos coincidieron plenamente. En pocos días llegaban containers y containers con libros de distintos confines del mundo y librerías tipo cafeterías, de esas modulares que se levantan con mucha rapidez. El Presidente Piñera y el Ministro de Cultura las inauguraron con gran alborozo.

Tito Matamala


Opinar por opinar no parece ser el tenor de lo que hace Tito Matamala o ¿si? Pregunto y mi gemelo homónimo responde que ha leído más de una vez sus destempladas e irreflexivas columnas. No desconozco que su narrativa tenga algún estilo personal, que por lo demás, no es de mi agrado. Lo verdaderamente nocivo es el fondo. Intenta convencernos de su objetividad, de su lucidez, de su independencia. Tito Matamala se ha transformado en una rumiante sagrada. Este periodista, profesor universitario publicado en muy buenas editoriales, esto lo digo desde lo formal, nos propina sendas columnas con containers mutantes. Nos habla de terror. En alguna otra columna, en un periódico de circulación nacional, también nos ha intimidado con los saqueos, con zombis comecerebros caminando por nuestras calles. No será que el estrés postraumático lo dejo muy susceptible a las películas de Carpenter, no será que tiene mucha tribuna y se le quemaron las ideas o se le perdieron entre los escombros de su departamento. Mi homónimo, que es más osado que yo, dice que este señor se pega con algunos temas para poder justificar el espacio. Las crónicas precarias de Matamala, además de ser contradictorias, son irresponsables: en más de un comentario nuestro laureado escribiente ha dicho que detesta a los poetas, pero también se ha referido a Gabriela Mistral con profunda admiración.

Presentando La gran breve guía de los animales salvajes dice que "…es esperanzador descubrir que pese a los juegos electrónicos, a la televisión, computadores e internet, aún hay niños que se maravillan con los animales". No será esta misma búsqueda de cosas sensibles, este compromiso con la realidad inmediata, lo que llevó a estos “actores secundarios” (tomando el título del documental) a participar de lo que se llamó revolución de los pingüinos. Entonces, es sólo mi imaginación la que generó el supuesto de que este señor admirador de esta cualidad en los niños, así como de Gabriela Mistral, poeta, dicho sea de paso, viese, en esta misma actitud, una expresión desaforada, fuera de lugar y los mandó a la sala, invalidando todas sus peticiones. Cioran decía que se perece por el yo que sea asume. Al leer al señor Matamala, leo a alguien que no asume yo alguno, haciéndolo insufriblemente presente. Como un demagogo escribe sobre todo lo que no tenga incidencia en su bienestar de escritor enquistado. Cabe señalar que el proyecto que tanto critica es PROVISORIO. Han trabajado profesionales especializados por más de 5 meses y tengo la certeza de que los módulos no son una irresponsabilidad estética. Conozco de cerca el proyecto, estos locales comerciales se parecen más a los que Tito Matamala soñó como librerías tipo cafeterías, de esas modulares que se levantan con mucha rapidez y no a los containers que tanto temor le causan. No es culpa de los gestores del proyecto que sueñe con containers que lo persiguen o con lluvias de containers, así como alguna vez soñó que llovía elefantes.

sábado, 7 de agosto de 2010

El coordinador



El teatro no es para vivir, uno tiene que vivir de otra cosa, uno tiene que hacer del teatro una filosofía[…]uno tiene que escribir como si va a morir mañana y tiene que actuar como si va a morir mañana, tiene que dirigir como si va a morir mañana y todo lo que le rodea , la crítica, tienen que ser actos de arrojo. “

Benjamin Galemiri

La obra de Benjamin Galemiri estrenada en 1993, dirigida por Alejandro Goic, montada por la compañía Bufón Negro, actuada por Alejandro Trejo, Mateo Iribarren, Patricia Rivadeneira, Max Corvalán y repuesta , con el mismo elenco, en el último FITAM, es un desafío tanto para actores, directores y también para el público.

El subtexto, la parodia y el sarcasmo es código que detona casi todas las escenas. La obra es un aluvión de irónía e eufemismos. Un acto que mantiene a los espectadores en tensión, en búsqueda de sentido, en cuestionamiento constante, en identificación flagrante. La ambición de la compañía Teatro Escarabajo, si somos verdaderamente honestos, es desmesurada, lo es en tanto los diálogos son largos y policromáticos. Lo es en tanto el público penquista no siempre agradece un bofetón en la cara, ni que se saquen mascaras a diestra y siniestra. Me bastó ver a un par de señoras que se fueron vociferando, casi al final de la obra, diciendo que este no era teatro para “gente decente”. Lo decían a viva voz y se lo repetían a los acomodadores de la sala, mientras, se perpetraba la violación de Brigitte. Estas señoras “decentes” tendrían otra reacción si se introdujese la obra por el engolado locutor de las actividades de la universidad y se informara que ha sido premiada en los más importantes festivales de teatro del mundo. De eso se trata también la obra, de lo snob, del arribismo y por supuesto del poder. Tema predilecto de Galemiri. El poder que, como relató en una entrevista para la FITAM 2010, está encarnado en este coordinador, que es, también, su padre cuantificado, que es Chile y por sobretodo, y esto lo agrego a título personal, también es Concepción.

Kafkianamente hablando, la obra nos presenta una verticalidad insoslayable. Un aplastante armatoste de poder supuesto, de poder latente en el piso donde están las oficinas de Ortega y Gasset, en el Edificio Ortega y Gasset. ¿Hay acá una búsqueda filosófica que el autor nos desliza? ¿Entre piso y piso se adscribe uno a una u otra forma de hacer y pensar? Me da la impresión de que nada en esta obra es fortuito. Galemiri admirador de Chejov y deudor, a mi parecer, de Genet, nos sumerge en un caos organizado. En que unos son marionetas y otro llevan los hilos bajo el traje o bajo un delantal de encargado de mantención. La interpretación de Los Brianos, padre e hijo, es una muestra de lo diverso de los personajes. Por su parte Jorge Briano hijo, hace alarde de su verbosidad y de su manejo de situaciones límites. A ratos nos parece sobreactuado, a ratos grandilocuente, pero se perdona todo al ver que pasa muy cerca del abismo, a punto de precipitarse y salva riéndose de nosotros, los espectadores. Briano padre casi no se percibe, no sólo por que aparezca en escena a la mitad de la obra, sino porque es sigiloso, sigiloso como el poder tras el poder, como la mano que mece la cuna. Una muy agradable ofrenda, para los que disfrutamos de lo sutil, son los versos recitados a Brigitte (Priscila Godoy), un susurro que se escuchaba desde la última fila. Memorable seducción a punta de pistola.

Cuando veo obras como estas, cuando voy a espectáculos como este, en esta ciudad alejada de la autocrítica de los artista, distante de los buenos textos y del espectáculo que no sea evasión. Cuando se tiene la contada suerte de toparse con una obra que propicia que algunos espectadores, con su muy personal, justa razón, se paren de las butacas y se retiren indignados, no por lo precario del montaje, sino por lo contundente del discurso. Cuando en esta ciudad uno se encuentra con una obra que no se conforma con confundir panfleto efectista disfrazado de performance con expresión artística controversial. Uno se va a dormir pensando en los versos de Dylan Thomas:

He ansiado alejarme

del siseo de la mentira desgastada

del incesante grito de los viejos terrores

que crecen más terribles cuando el día

traspasa la colina y entra en el mar profundo;

he ansiado alejarme

de la repetición de los saludos,

porque hay fantasmas en el aire

y en la página sonidos fantasmales

y un tronar de llamados y de notas.

He ansiado alejarme, pero temo,

alguna vida, aun intacta podría estallar

de la vieja mentira que arde sobre el suelo

y crepitando en el aire dejarme a medias ciego.

Ni por el miedo antiguo de la noche,

el sombrero que se quita del pelo,

o los labios fruncidos en el teléfono,

me harán caer ante la pluma de la muerte.

No quisiera morir de todo esto,

la mitad es convención, la otra mitad mentira.

sábado, 19 de junio de 2010

Las generaciones siempre existen








Por Alfonso Sánchez-Martínez

En Florida a la altura del 900 está el Centro Cultural de España. El día lunes 25 de agosto a las 18:30 se daban cita cuatro poetas chilenas. Al entrar al subte en la estación de Loria brillaba un tímido sol. Después de un complejo cambio de la Línea A a la B teniendo que pasar por la C , al emerger en la estación de Florida, caen unas deliciosas gotas que humedecen el asfalto y aceleran el regreso de los argentinos a sus hogares, dejando mas transitable esta avenida.

Llegamos puntualmente, incluso unos minutos antes de las 18:30, después de saludar a Eugenia Brito e intercambiar algunas palabras con Soledad Fariña, me siento a esperar que se inicie la lectura. Catalina le comenta a Eugenia, ante la impaciencia y dejos de preocupación, que los argentinos son puntualmente media hora impuntuales. Y Exactamente a las 19:00 comienzan las presentaciones. Esa media hora me da chance para hacer una genealogía del encuentro: en las palabras de Catalina Parra Agregada Cultural de la Embajada de Chile en Buenos Aires lo que se pretende es establecer un dialogo entre Argentina y Chile, pero un dialogo que sea contemporáneo. O sea todo lo que hay allá, en materia visual, en materia poética, de crítica, de ensayo, de, que sé yo, prosa, de crítica cultural o estudios de género. Estamos tratando de entablar un dialogo real de hoy día con hoy día, con la Argentina de hoy. Tengo la impresión de que lo que más se conocía es lo tradicional y este es un intento de abrir, de establecer otros puntos de vistas. La poeta argentina Andi Nachón fue la encargada de presentar a Isabel Larraín, Eugenia Brito, Soledad Fariña y Elvira Hernández.

Sorprende como estas poetas son conocidas dentro del medio argentino. Es evidente que por lo general los representantes culturales que visitan al país trasandino se acercan a lo llamado tradicional como dice Catalina Parra y tiende a obviarse los actores culturales del momento, aquellos que mantienen una tensión y un replantearse frente a lo que tradicionalmente se muestra como Cultura Chilena. Son tal vez los últimos acercamientos de los artistas y las instancias gubernamentales a la crítica cultural y la permeabilidad de los postulados estéticos, de esta última, los que han hecho necesario abrir un poco las fronteras a muestras como la presente. La crítica cultural periodística, como parte de un conocimiento "especializado" que inviste de sentido las prácticas sociales, se relaciona con las condiciones sociales y políticas en las que se produce y –obviamente- con la política cultural particular del medio en el que se publica. Es este horizonte el que justifica el debate acerca de las perspectivas de la crítica, los lugares y dispositivos de enunciación, la trama en la que se despliegan sus distintas posiciones discursivas. Es decir es una mezcla entre lo argumentativo y lo creativo, es una manera de contextualizar la obra de arte y los elementos que esta acarrea, más allá de la mirada académica, tomando en cuanta elementos populares y cotidianos, teniendo presente que la obra se desarrolla no solo en ella sino en la sociedad, en conjunto.

Si bien es cierto que esta no es la primera visita de artistas de “avanzada”, como las llama Catalina. El intercambio cultural entre Chile y Argentina es constante, sin embargo la situación actual se torna más auspiciosa en vista de que es por una instancia estatal. Es decir, una entidad pública es la que gestiona estos intercambios. La intención parece ser seria y regular. Según lo que se desprende, es necesario establecer nexos igualitarios y comparativos de lo que se hace en materia audiovisual, poética, narrativa, etc. a este lado de Los Andes.

Según la apuesta de la Agregada Cultural de la Embajada Chilena en Argentina es necesario arriesgar un poco más en materia de intercambio cultural. Se debe poner en juego piezas que tiendan a desempolvar lo que tradicionalmente se entiende como representantes culturales de nuestro país. El presente esfuerzo se vuelve aún más valioso al pensar que se toma a un grupo de poetas unidas casi generacionalmente, las que como dice Andi Nachón “...hace su incursión en un mapa absolutamente atrasado, esta incursión no por sosegada se presenta dócil, mas bien, se trama desde la mudez con una violencia que busca, desaforadamente, la recuperación de la palabra. A partir del intersticio, al que la mirada femenina usualmente se había hallado relegado por el discurso del poder, se instalan, precisamente, estrategias del intersticio. Si escribir es siempre una tarea del borde, extender los límites de la jaula en instancias históricas absolutamente literales se transforman en un asunto zigzagueante, así, donde bajan a unirse al centro de la tierra la sangre fresca, el agua. Tránsito, no por urgente menos doloroso. En el caso de la poesía chilena escrita por mujeres el cuerpo que ha perdido su potestad resulta heroicamente rescatado en el campo del cuerpo textual...

Cuando me refiero a un grupo de mujeres unidas casi generacionalmente, por un lado intento hacer eco de lo dicho en diversas ocasiones y que de alguna forma resume Andi Nachón al dedir que la irrupción de estas poetas es ...un arco que va desde el comienzo de una decada sellada por la resistencia, hasta los albores de la transición. En este hecho histórico de doloroso tránsito se hacen su lugar en el mapa las voces de esta mujeres. Y por otro procuro respetar lo dicho por Soledad Fariña a la revista Plagio donde plantea que ...No hay una generación. Dentro de poco voy a cumplir sesenta años y mis interlocutores actuales son poetas de las más diversas edades como Paula Ilabaca, Claudio Bertoni, Nicanor Parra, Carmen García, por nombrar sólo algunos. Con ellos dialogo, nos intercambiamos poemas y nos hacemos críticas mutuas. Creo que es más una intergeneración que una generación. La última generación, o escuela, creo que fue el surrealismo, pues se agruparon y plantearon sus directrices bien definidas. Es difícil establecer una generación, pues yo aprendo de Nicanor Parra, de ochenta años, tanto como de Javier Bello, de treinta. Hay complicidades de miradas, pero no una generación o escuela.

Este asunto, de si se es o no una generación, parece dilucidarse en la conversación que mantengo con Soledad Fariña minutos antes que se inicie la lectura. En esta, mientras me explicaba las férreas intenciones de proseguir con actividades con estas características, por parte de Catalina Parra, y que la génesis de este encuentro se haya en la voluntad unilateral de la Catalina, detonada por la lectura y el estudio de la obra de estas autoras. Soledad me hace hincapié en que si bien durante los años ´80 estas poetas mujeres se mostraban cohesionadas generacionalmente, debido a circunstancias políticas, hoy el contacto es transgeneracional. Esto motivado por la constante intención de poetas más jóvenes en representar los postulados estéticos de las generaciones anteriores y en acercamientos regulares de poetas de diversas generaciones en encuentros tales como Poesía 100% o, siendo mas específico, respecto de poetas mujeres, en “Cita a Ciegas con Neruda”, que se realizó los días jueves del mes julio en La Chascona.

Ellas hacen mención a hitos que señalan el establecimiento de una voz pública, de un mensaje que ha dejado de ser subterráneo y que se arriesga no solo en los significados inmediatos de la palabra, sino que aspira a asir el lenguaje en su plenitud, pero, sin pretensiones totalizantes, apartándose del discurso patriarcal. Así, Elvira Hernández ante la pregunta de cómo percibían la aparición de mujeres en el marco de la poesía de Nachón dice “ ...que había un tejido bastante amplio de mujeres escribiendo pero que todo ese tejido era subterráneo. Pienso por ejemplo en Estela Díaz Varín, en Cecilia Vicuña o en la misma Paz Molina. Mujeres que, teniendo libros, igual estaban enteramente sumergidas. Y creo que, en el momento en que acá se empiezan a reivindicar ciertas libertades, las mujeres sienten el derecho de expresarse escrituralmente. Y, en esas dimensiones históricas, la mujer empieza a hacer su aparición, en conjunción con otros actores sociales, que también se hallaban ferozmente reprimidos. Por su parte Isabel Larraín dice que “...ese tejido subterráneo empezó rápidamente a levantarse en ciertas líneas. En ese sentido el Congreso Internacional de Escritoras del ‘87 debe haber sido importante... Según Eugenia Brito, después del Congreso “…hubo un fenómeno interesante en Chile y las mujeres tomaron un espacio, ganaron lugar para su escritura. Por ejemplo, antes era inconcebible que a uno la presentara otra mujer. Yo creo que el Congreso abrió posibilidades. Se empezaron a oír más las voces de mujeres como críticas, teóricas y escritoras. Apareció esta noción de “mujeres pares”, que estaban leyendo y produciendo al mismo tiempo. Fue un fenómeno interesante porque Chile tiene una tradición muy patriarcal en la que era muy difícil hacerse oír.”
Estas poetas emergen en el marco de un país dividido entre la memoria y la desmemoria y es a través de la exposición constante de las obras en su contexto que pretenden explicitar el camino por ellas recorrido y recorrido a la vez por la sociedad en la que se insertan. Ellas replantean la memoria como necesidad urgente y su obra es apreciada como tal, no sólo en nuestro país sino también en medios extranjeros. En palabras de Nelly Richard son variadas las maneras en que se insta a la amnesia socio-política-cultural, “…la tecnología del olvido consta de muchas herramientas como las políticas de obliteración institucional de la culpa, que a través de las leyes de no castigo (indulto y amnistía), separan a la verdad de la justicia desvinculando ambas. Y tejiendo asociaciones secretas entre ambas redes de conveniencia y transacción, están las disipativas formas de olvido que los medios de comunicación elaboran diariamente para que ni el recuerdo ni su supresión se hagan notar en medio de tantas finas censuras invisibles que restringen y anestesian el campo de la visión: los familiares de las víctimas saben de la dificultad de mantener la memoria del pasado viva y aplicada, cuando todos los rituales consumistas se proponen distraerla, restarle sentido y fuerza de concentración.”

Estas mujeres transitan por senderos en constante conexión, algo se vuelve coyuntura entre los libros Vía pública de Eugenia Brito, La bandera de Chile de Elvira Hernández, En amarillo oscuro de Soledad Fariña, Santiago en la memoria de Isabel Larraín o en Variaciones ornamentales, obra audiovisual de Catalina Parra. Algo se deja diseccionar con el bisturí de la memoria, del contexto, de las imágenes latentes aunque disimuladas o veladas oficialmente. Algo se insinúa de aquel repertorio, como señala Nelly Richard, “...simbólico de la historia chilena de estos años, la figura de la memoria ha sido la más fuertemente dramatizada por la tensión irresuelta entre recuerdo y olvido —entre latencia y muerte, revelación y ocultamiento, prueba y denegación, sustracción y restitución— ya que el tema de la violación a los derechos humanos ha puesto en filigrana de toda la narración chilena del cuerpo nacional la imagen de sus restos sin hallar, sin sepultar.“ Lo dicho por Richard me es coherente con sus búsquedas, sin embargo, disiento en tanto no sólo aquello esta en los libros de estas autoras, sino también, el contexto evidente actual, tanto de la realidad chilena como la del sur de América. Y es por ellos el aprecio manifiesto, explícito de los presente en esta actividad desarrollada en el Centro Cultural de España en Buenos Aires y auspiciado por el estado chileno, Lo que supera a estas mujeres, es la representación la identificación, por parte de los concurrentes a esta cita, más allá de si son o no generación, son un referente para voces como la de la generación de la cual soy una aislada parte, esa parte que cree en el lenguaje también como conjuro. Es en este punto es dónde Richard queda escasa de metros, ella pretende circunscribir todo al esquema de la crítica cultural. De algún modo inteligente y teórico simplifica los efectos de la dictadura a dicotomía simples “prueba y denegación, sustracción y restitución”. Nos impone axiomas como probadas formulas matemáticas, como sacadas de laboratorio. Los aportes que reconozco en ella son, más bien, pedagógicos, no me calza reducir la labor de este grupo, bastante orgánico, cohesionado, muy similar a lo que estimamos como generación. Desde donde miro veo a estas mujeres como una potente ola de mujeres, en mayores o menores afanes gregarios, que escribieron cuando era un riesgo físico hacerlo. Aunque la historia nos premia con otra mujeres como la ahora “rescatada” generación de mujeres paralela a la muy patriarcal Generación del 27. No puedo hacerme cargo de lo hecho por otros en otro tiempo. Como autor y lector me agrede este discurso que impone rivalidades. Cuando mi sed desploma este cuerpo bebo lo escrito por hombres al igual que bebo lo escrito por Alejandra Pizarnik, Stella Díaz Varín, Clarice Lispector, Amalia Gieschen, Romina Canet, Simone de
Beauvoir, María Teresa Torres, Virginia Wolf, María Luisa Bombal, Gertrude Stein, Winétt de Rokha, Sor Inés de la Cruz, entre mucha otras mujeres y por gran fortuna me ha acompañado demasiado y desde muy niño Gabriela Mistral. Sus Sonetos de la Muerte los recite a los 8 años en un acto escolar, rumié sus versos en voz alta y en voz baja, escondido en un juncal de Hualpen, durante varios días, hasta aprehender cada uno de sus versos.
Me agrede que se torne lo escrito en aquellos años como escritura valiente, revolucionaria, comprometida con el cambio de la realidad, riesgosa o como dice Andi que “…en la poesía chilena escrita por mujeres el cuerpo que ha perdido su potestad resulta heroicamente rescatado en el campo del cuerpo textual. Me agrede porque tengo la certeza que los que escribimos hacemos eso todo el tiempo y en todos los tiempos, sobrevivir a las pérdidas es siempre un acto heroico. Y por último me agrede que se nieguen a sí mismas como generación. Me siento parte de una generación, disidente pero parte al fin y al cabo.
Hacia esta poetas, de las que tres tienen una edad similar y, como bien me dijo Soledad Fariña, Isabel Larraín es más joven, puedo manifestar mi aprecio como tal, mi aprecio en tanto poeta más allá del genero, más allá de dicotomías totalizantes y simplificadoras. Me quedo en y con la poesía.
Hoy camino por Buenos Aires en pleno verano, el clima es cambiante y extremo para un penquista como yo, veo los árboles en la 9 de julio, me encantan los paloborrachos que están embarazados de pececitos de colores, según Amalia Gieschen, y recuerdo aquel agosto: el día anterior se había efectuado la elección del jefe de gobierno porteño y el más votado fue, según dicen, un cercano a Menem; Salas había anotado el domingo su primer gol en la liga trasandina, en el Museo de la Fundación Proa se exponían obras de la Transvanguardia Italiana y en la lectura, moderada por la poeta argentina Andi Nachón, todas las butacas del auditorio del Centro Cultural de España estaban ocupadas, habíamos muchos de pie. En plena crisis económica y política argentina, ante el numeroso auditorio, Eugenia Brito declaraba su felicidad por poder llevar tanto libro a Chile. Dijo que el cambio estaba muy favorable.

viernes, 4 de junio de 2010

Oleo de Álvaro Huenchuleo reproducido como imagen principal de "Bulimia"

Bulimia. Editorial Simbiosis y Plural Editores. Bolivia, julio 2010.



EL DEDO EN LA LENGUA

por Leonidas Rubio


No consume nada que no le pertenezca,

nace de su propia asfixia.

(A. Artaud)

En la sumatoria creativa que nos propone BULIMIA, el tiempo es sustancia y no peso cronológico, pero en una de sus apariencias -al menos la calculable- este título es resultante de 15 años de la acción escritural de una voz sólo idéntica a sí misma. Como el lienzo homónimo de Álvaro Huenchuleo, la palabra de este registro tiene algo de espesor lácteo, de textura fatigada por su propia potencia, espesada en su núcleo, tramada en su nudo, cristalizada de su transparencia. Como el lienzo, sí, tiene algo de músculo y hematoma, de rostro y de cicatriz, de piel y de arruga, por no decir que es desmesura de ingesta y regurgitación en un solo acto; la palabra en su labio, endurecida y -como el lienzo- húmeda de su propio sentido; palabra activa, penetrante, fálica, hambrienta y asqueada de sí misma: bulimia. Sobre su itinerario se puede articular una pesquisa estacional no segmentada, habida cuenta de que el conjunto es un continuum y no admite fragmentación:

En FARSAS DE UN TIEMPO comienza el enmascaramiento del autor “imberbe” o enfant terrible señalado por su (sobre) actuación en la identidad prestada por su hablante, que se atraviesa con la realidad o la impugna más bien, la expone a un espejo desde donde mirarse auténtico, porque un espejo es una mentira a la inversa”, según dirá después y las “palabras a la medida / genuinamente falsas”, interpeladas por su propia imagen enrevesada de “significantes flores estropeadas” devienen en el trabalenguas que habrá de destrabar la identidad urgida, plegada en ese YO enfatizado del invierno apremiante. Es el parto de Jano Sanmar al medio del Alfonso Sánchez de hoy, justo en la mitad de los años que lleva corridos al momento de erigirse en antólogo de su gemelo divisorio poseedor de la palabra. Su acta de bautismo es un libelo de sensaciones, donde se habla por tonos, sabores y videncias en estado de crispación y acusación latente. Disfraz ligeramente perverso de polizón que oficia de viejo navideño para entrar a saco en un juego de impostaciones defensivas y ofensivas que devuelva su farsa a cada farsante. La palabra precoz se fortalece en pleno movimiento.

En DE LA ROCA AL FUEGO la realidad pretendida por tal es poco creíble o en todo caso, poco apetecible por sí sola. Se la retuerce y exprime en esa imagen de envés que irrumpe “estalactitas saliendo de espejos / yo que le temo tanto a los espejos” en el decir de un ladrón del fuego que no cree en vaticinios sino en signos. Ahora es cuando se comienza a renegar hasta de los espejos”, por si hubiera que dar pistas al verdugo, aunque el fraude se consuma a espaldas de su hablante, atándolo a la roca-prisión-hábito-lenguaje en un sitio para la (in)movilidad convulsa, como de agitación catatónica, en que el cautivo prometeico va a declarar su réplica por rictus, evisceración, glosolalia y anatemas, en un ejercicio de tortura admitida como sutilísimo discurso político y aún más sutil discurso erótico, una cópula violenta que es triunfo para el sujeto sometido, el lugar más cómodo para su ultraje recíproco: “como si el peñón no existiese / como si el único peñasco es este papel maché / para tenerte amarrarte aguijonearte a la cama / (...) / las copas que caen de a una / nos describen el estado del cautiverio / nos restriegan cadenas / vemos desde nuestra cama / humo blanco como nuestro olvido / (...) / ritualistas sádicos / embebidos enhebrados / rostros como tendones / entre agujas / (...) / porque tras la ventana el fuego se extingue / los secretos han sido olvidados / y debo volver a mi peñasco.” A ratos parece asomarse el momo, la mueca de Antonin, su mesianismo a guisa de desprecio, su lucidez doliente. Pero en propiedad se asoma Sanmar, se asoma Sánchez.

Con NEGACIÓN se arriesga una síntesis de biografía-habla-heteronimia para ir achurando los contornos de estas fauces discursivas de apetito compulsivo: “son noches completas devorándonos entrecortadamente”. A más compromiso en el rol, más exposición de las circunstancias, más tensión del repertorio: “por lo general me encabalgo”, no obstante el pulso. Se impone atmósfera de interiores, de tratos personalizados, de espacios domésticos, de hitos testimoniales ofrecidos a la credibilidad del lector pero re-vestidos de intensidad vivencial, como si dijéramos ficcionalizados de su propia veracidad, desde ahí, internalizados en el evento poético, cual es la sustracción del tema al devenir ordinario para entregarlo a los planos de una expresión y comprensión urgente, siempre trascendente, crispada e imperiosa. Así el hablante de negación aparece redimensionado por su afán de cronista y el conjunto deviene en bitácora, porque “todo libro es la descripción pormenorizada de un viaje”, y todo viaje -agrego yo- reviste trazas de desplazamiento correlativo interior-exterior de efectos iniciáticos. El epígrafe elegido para la sección Alturas y profundidad así lo guiña, cuando se elige la cita de Nietzche que fue dilecta y varias veces insistida por Miguel Serrano, el gran peregrino de las más incómodas regiones y herejías. En este caso el viaje del hablante-cronista Sanmar-Sánchez hace suya la tradición del territorio místico con una movilidad de conciencia que lo vuelve árbol, cuerpo, suelo e historia, desde el alto desierto de Atacama en Chile (¿las ramas más altas?) hasta la selva valdiviana (¿las raíces en el infierno?), pasando por una Mesopotamia alucinada en tiempos de guerra y expolio, porque “en las sendas que unen san pedro y sequitor espero seguir mis pasos entre sombras” y esas no son otras que las desintegraciones comunes a todo hombre diezmado ya de la piel hacia afuera por las bombas de racimo, ya de la piel hacia adentro (¡Neruda todavía sirve para algo!) por un desollamiento de alma.

Respecto de ORFEBRES Y MERETRICES no puedo dejar de citar la nota respectiva que ya ofrecí para el tramo íntegro de este título: “Invitación figurativa del hablante-orfebre a un erotismo de signos: penetraciones y disoluciones que son guiños y episodios teatralizados en texturas y densidades para urdir una mitología propia: personas y lugares sustraídos a su contingencia en un juego de extemporaneidades que los intenta devolver a un asidero en una cadena de relaciones aparentemente diurnas, para escapar al devenir de lo absurdo. Esa voracidad omnívora, bulímica, lo lleva al atoramiento, vómito como de fatiga y placer, vértigo, vahído matinal de resaca, náusea del exceso de oxígeno -como en aquella playa a los pies de la selva de nuestro Sur profundo- o de la escasez de él en los cuartos donde se ofician fusiones y disoluciones densas.”.

En CIUDADES Y PARIAS es definitivamente cronista, pero se salvará de la grandilocuencia aplastante o del relato anodino con el humor negro del escéptico, las referencias destempladas al cine o a situaciones de vaticinio amateur, de travesura peligrosa, como en el pasaje en que alude a la tristemente célebre oficina de control de desastres naturales del Estado de Chile, haciéndose notar que el texto fue escrito un 27 de julio de 2009, es decir, justo 7 meses antes del cataclismo del 27 de febrero de 2010, que debe entenderse como supratexto cardinal en esta sección, donde el hablante oscila entre la pesadumbre alucinada, la inspiración hiperculta y la apatía ácrata. Adicionalmente se permitirá el tópico del sarcasmo literario especializado, para dejar puesta una divisa de afinidades electivas por oposición: “Esa cordura que me es despreciable. Esa de ser alguien que mira sus muebles y sabe que hay tres pasos desde la entrada de la casa hasta la primera lámpara. Esa que cree que Humberto Quino es gracioso, que los Héctor son sinceros, que la poesía salva y que bazurita es nuestro redentor”. Se desplaza desde los nombres de contingencia en la superficie del oficio, la provocación a los charlatanes, hacia el principio de fondo: salvación a precio de convención prudente es corrupción gregaria. Ya en el texto Quizá no todo placer sea alivio, de negación, se arriesgó a esta batalla: insidia, diatriba, la impugnación irritante e irritada son otra arista de esta poesía-vida impermeable al soborno de la cordura pactada.

Los goznes entre cada sección nunca rechinan. Se diría que el libro fue hecho de corrido como un mismo proyecto, sin desperfilar cada tramo. Estamos ante poesía incisiva y extractiva, que supone tradición y origen, que se muestra chilena y joven sabiéndose inserta pero no reconoce la baratura de banderismos generacionales ni ideológicos. Poesía de lucidez negra, de cuya pulsión queda la totalidad del gesto, que frente a la comparsa fraudulenta y los honores castradores de un (su) tiempo no duda en comprometer todo el cuerpo en el idioma de su réplica: la náusea, la expulsión del contenido hecho uno solo con su apetito.