viernes, 31 de agosto de 2012

Nota Para Radio Nacional de Uruguay: Nacimiento de un Cuerpo-Imbunche Sexual. Ex Cárcel. Parque Cultural de Valparaíso.









Se enseña a los niños a rezar

para que no se me parezcan.

Se inventó la ciencia para refutarme.
Soy un punto de referencia
para oponer los corazones al asco
y al despojo huero que persiste
después de las pasiones.
Me buscan para sentirse limpios,
para sentirse buenos, me ven
en las formas trepidantes
del crecimiento de la mala hierba.
Toda su normalidad me cabe en un puño.

Leonidas Rubio

“Reconducir nuestros lenguajes modernos tan atrás en el tiempo como nos permita la historia y los materiales a nuestra disposición…”
O. Jespersen

“Un anciano jefe indio vino a abrirme la conciencia con una cuchillada entre el corazón y el brazo”
A. Artaud

“Es una falta de respeto como esta esto, esto parece un Mall, ni se imaginan lo que pasó acá. Estuve 10 años preso acá, ni se imaginan todo lo que vi. De algún modo deben conservar la memoria, por respeto a todos lo que murieron acá… muchos no lo merecían, no merecieron ni siquiera estar presos y más encima murieron…”
Arón, Ex presidiario de Ex Cárcel de Valparaiso

Se filtra por la ventana la luz enrejada, una secuencia de ventanas pequeñas con sus sendos barrotes. El primer piso, la sala de documentación de lo que hoy llaman Edificio de Transmisión nos da su textura de hormigón en obra. Acá nace este Cuerpo-Imbunche Sexual. Acá lleno de la carga del encierro. Nace este dialogo al oído, la conspiración, la fuga. Las ramas llevan este cubículo envidriado y la instalación es el traspaso de la luz, el trascurso de la secuencia de focos. El encierro ejecuta un acto se sumisión, un acto de claustro forzado a estas ramas, una acto de presidio, de coerción y coacción. Cubos de composición corporal, ventanas abarrotadas, diálogos de entrelineas, enramado tejiéndose sutil y precariamente. Sonoridades enclaustradas. Luego el desplazamiento.
En el patio exterior está la estructura básica que no se sostiene por sí misma. Un modelo que permite la primera prueba, la primera cópula, Las proyecciones se entrelazan ahora, dialogan con el enramado y los cuerpos que se contorsionan en su sensualidad ahora dialogan con las sonoridades libres, la percusión y los vientos viajan por los intersticios; entramados de caminos no siempre convergentes y casas descolgadas, llamados cerros. El imbunche sale de su caverna-celda para copular como lo hicieran  antes, en el mismo recinto, los presos; sus nidos de coito necesario. Luego hay que volver a la inexistencia, un grupo de ramas sin utilidad, sin coito.
Hoy mirando la parte superior de la cúpula de la caverna veo la estructura que se integra al semicírculo, ondulaciones, al movimiento constante que llevan estas ramas atadas hasta el desapego. Veo que se integra y que no es posible hacer que todo se vuelva partes por separadas. Hay tensión en las extremidades del vientre, de esta matriz-caverna cuerpo vencido por el tiempo, por el poder, por la semántica y por el concepto.
Este animal “no es una estatua, es un imbunche”, en las palabras de Justo Pastor. Claramente no es una cesta flotante. Este Kalül es un cuerpo en estado de latencia, es  un grito del intersticio, es el lenguaje de la trama, el lenguaje sobre el lenguaje, un palimpsesto que inscribe su decodificación en cada nodo, en cada rizoma, en los órganos del mito, en las costuras del Imbunche. La interpretación de un mito tiene más que ver con la intuición que con la concreción consciente. Sólo un trabajo colectivo nos permite arraigar una anarquía ancestral. Ser partícipe de un proceso mutuo. No hay que pensar en los elementos, basta verlos y extenderlos,  seguir el flujo de la urdimbre: las podas que irían a parar a un basural están llenando el vacío, sosteniendo el volumen, las fibras vegetales que estaban en suelos de ferias y mercados, son nodos; las fibras que se pudrirías en la humedad de la Ex Cárcel y el alambre galvanizado rescatado de los restos de otra exposición, amarres que retienen la forma. Todo se entrama, se entrecruza. Se sitúan en la posibilidad de “ser”. De constituir un hecho escénico.
Y como siempre, todo va hacia algún lado.  El desafío es no perderse en la autorreferencia. Perderse y  perder a los demás en ello. Hoy  que cuestionar al imbunche, hay que interpelarlo,  entenderlo, buscarlo. Buscarlo en los textos de Leonidas Rubio, en las sonoridades de Fernando Matus de la Parra, en las pinturas de Álvaro Huenchuleo, en la imagen del cuerpo sin órgano de Artaud o la del afiche facilitado por Daniela Müller, en el discurso de Sonia Montecino, en las conversaciones con Renato Cárdenas, en la hospitalidad de Aliro Macías, en los entramados de Francisco Ríos, En el cubo que presentó Blanca Rizzo, en la confianza con el manejo de las materialidades que descubrí con Paula Rubio. Se pretende sumar a otros a esta investigación: Camilo Corbeaux, Milenka Lusic. Ellos y otros por nombrar, han dado forma a este collage que intenta un tinglado feliz. Otra premisa, siempre recordar las palabras de Braulio Arenas cuando decía que cuando una idea se convierte en obsesión se trasforma en una “idea fija”, cuando una idea empieza a echar muros, entonces se le cambia por otra idea más liberadora. Somos peldaños que dialogan, si dejamos de hacerlo ya no tenemos sentido. Eso es lo que mueve. Mueve sincronizar lo imposible.
Como en toda sincronía, parece desencadenarse  como en un rodado. Se delata un semicírculo en cada espacio. Chiloé a la inversa en esta ciudad, las quebradas que dividen cada cerro, son esteros que dan una dimensión inconmensurable a este entramado. Un anfiteatro que apuesta hacia el mar sus esperanzas y desasosiego.
Algunos autores que dan sustrato al guión de este cuerpo: Pablo de Rokha, Bataille, Vallejo, Alcalde, Stella Díaz Varín, Gitano Rodríguez.  Todo retratado junto al mestizaje, al navegante bestial, al amor furtivo, al que amarra. Al abuso que impone la carne, al abuso bestial que se paga con oro. Al puerto con sus cicatrices, sus incendios, con sus clásticos, con sus cortes histológico, con el derrame de alcoholes en esta mesa porteña que es el plan. Esto más la solidaridad anarquizante que se detona cuando es impensable una salida para el hambre.
Esta obra al igual que el libro homónimo de Leonidas Rubio o el discurso de Sonia Montecino en la última Feria Internacional del Libro de Santiago relata poéticamente la "normalidad" como un registro o constructo artificioso para someter el ser-animal, yacente en la humanidad del cuerpo-imbunche, a los intereses hegemónicos de una sociedad occidental castradora de toda diferencia. Evidencia constitutivamente la violencia ejercida sobre todo aquel que esté fuera de los límites del poder económico global. Se encarna el mito y sus implicancias fatídicas en el ánimo y existencia del sujeto-interprete-sufriente. El Imbunche desafía desde el intersticio, desde el poder conjurador de la poesía.

Extrapolando la actitud de  Artaud en su renuncia, en el cansancio de lo europeizante, en su cuestionamiento de lo occidental, en su cuestionamiento llevado al límite del cuerpo, de la psiquis. Llevado al límite de lo socialmente permitido:
“Para mí, el punto de vista de la Revolución integral reside en que cada hombre no quiera considerar nada más allá de su sensibilidad profunda, de su yo íntimo… Las fuerzas revolucionarias de un movimiento cualquiera son aquellas capaces de desequilibrar el fundamento actual de las cosas, de cambiar el ángulo de la realidad.”
Los lugares son inabarcables léase esto Chiloé, Valparaíso o El país de los Tarahumaras, mientras dejemos fruir el cauce…

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Corresponsalía cultural Radio Nacional de Uruguay DOMINGO 4 DE DICIEMBRE 2011




Las estructuras colapsan en el ciberespacio, se contraen a la demanda y nos volvemos hombres semáforos, hombres neones primero y luego hombres LED, de aquí hacia allá. A cada lectura los cuerpos se anquilosan. Los veo horas y horas tras la embestida del ordenador. Sus rostros ahora son telones donde se proyectan devenires inciertos: figuración lumínica de formularios.
En esto pasamos horas intentando subir a un servidor documentos, diplomas, certificados, cotizaciones y errores de nuestro pasar de un lado sin ir allá, como lo es toda permanencia. Horas y más horas, mientras, vamos perdiendo la fe en la trascripción inmediata, en esta virtualidad de primera mano de nos presentan como panacea. El sistema colapsa, los servidores no dan más y hay que volver al formulario papel o al intermedio del disco o DVD. Estos últimos, exceptuando el papel libre de cloro y ácido, todos formatos fútiles, frágiles como la ralla que hacen los pájaros cósmicos en nuestro cielo. El Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes nos propone su plataforma como alarde de trasparencia y democracia. Como acceso a los Fondos Concursables, plural y numeroso. De paso consume el merecido ocio creativo en sendas horas de descalabre muscular en torno a una postulación.
Más allá y más acá, todo es acrílico, todo es silicio, todo es DVD, LED, servidores, Tablets, y libros PDF en la “Republica Cibernautizada” a la fuerza.
Para incomodidad y pesar de muchos, los intermedios son los que nos atañen, por lo menos a mí. Es lo que da esperanza, desde el guiño irónico, desde el intersticio, siempre son las fisuras las que sangran un ápice de crítica. La escultora Paula Rubio Soruco nos presenta un nuevo intersticio, algo de oasis entre tanto dato, entre tanto ceros y unos. Bloques de acrílicos con sus tallas, rayado lineales a modo de circuitos y grabados y geoglifos; LED incrustando la luminiscencia como un grito, a veces, como mensajes al oído, verdaderas confidencias políticas y ontológicas. CUBOS LUMÍNICO: FRAGMENTOS DE LUZ EN EL TERRITORIO, es la exposición que se inaugura el martes 6 de Diciembre en la galería Patricia Ready. Constelaciones imaginaria y discursos olvidados, se suspenden de los bloques, como agradables gotas en una ventana, a rato insectos diciéndonos que algo huele mal en la republica del fin del mundo. Concreción lumínica que cómo dije, se sitúa en el intermedio: entre el mármol y el ciberespacio.

Corresponsalía cultural para Radio Nacional de Uruguay domingo 13 de noviembre 2011


Las expresiones más sinceras y sutiles van dejando huella, van entramando lo que a ratos se nos insinúa como precario, tiene detalles que nos ofrendan armonía, ritmo, composición. Todo de modo particularmente intuitivo y visceral. Veo caer el telón de la versión 31 de la FILSA, en ella la danza, la diablada orureña puso notas coloridas y formidables, demostrando la reserva que se tiene en aquellas tierras. Las reservas libertarias y emotivas. La habitación boliviana en esta casa de trenes y de espectáculos no mostró todo lo que podía, tal vez no fue necesario, tal vez era suficiente con esto, al final, los secretos son sólo para el oído, las cosas se debelan en un escanciar lento, prudente. Vamos lento, despacio, porque vamos lejos parece rezar a lo lejos Bolivia.
Dos paquidermísticos edificios son los que alberga la nota de esta fecha: la introducida Estación Mapocho que alberga la FILSA 2011 y nuevamente el GAM. En éste se presenta la cuarta versión del Festival Vertientes. Trece piezas, ocho de las cuales se presenta en GAM y las otra en distintos lugares de Santiago: Centro Cultural Espacio Matta, en La Granja; en el Zócalo de la Municipalidad de Recoleta, y en la Plaza Nuñoa, es éste festival una interesante apuesta, es por ello, tal vez, que vemos a  Betania González y Pablo Zamorano miembros de Compañía de Danza de Papel siendo parte de Turbo, la primera  o dirigiendo Deuda el segundo, ambas participaciones ejecutadas en otros proyectos paralelos de estos interpretes. Esta vitrina se me presenta como un laboratorio contemporáneo a la vez que un taller de alquimista iniciado. Trocan sus búsquedas con el cuerpo por hallazgos definitivos. Van desde la intervención urbana hasta la intimidad de una sala. Se logran hallazgo personales y por sobretodo encuentro con los espectadores.
Por su parte la bella estructura de fierro forjado deja de albergar hoy la FILSA, nos abandonan los diablos y sus bolivias, nos abandonas las historias contadas sobre los aguayos, nos abandonan con deudas que, de seguro, saldaremos en su tierra. La ausencia de poetas fue notable, me refiero a poetas bolivianos, y tantos que sé que existen: Humberto Quino, por ejemplo, o el joven Sergio Gareca, sólo por nombrar dos de los que me son más cercanos. Tan sólo supe de Marcia Mogro y Emma Villazón, residentes en Chile que junto a Jessica Freudenthal, desde Bolivia, nos brindaron sus textos en un recital poético. También me enteré de la fugaz visita de Homero Carvalho.  Plural Editores pudo habernos agasajado con sus cuidadas ediciones de poesía, se le extrañó, a las ediciones de poesía, porque Plural asistió con numerosos libros en torno a la contingencia boliviana y latinoamericana, pero como bien dije antes, ya saldaremos cuentas con las tierras altas. Se despide la feria con la presentación del último tomo de las Obras completas & algo+ de Nicanor Parra y el recital poético Cuatro flores y un florero. Donde participarán Teresa Calderón, Lila Díaz Calderón, Yazmín Fawaz, Lila Calderón y Alfredo Lavergne; organizanizada por la Sociedad de Escritores de Chile.  Se despide el evento literario más importante del país y nos quedamos con la poesía que pudo haberse suspendido en Le GareMapocho.

Corresponsalía cultural para Radio Nacional de Uruguay miércoles 24 de agosto 2011


Dos cantautores latinoamericanos nos reúnen, uno que se presenta en Chile por primera vez, este cantautor es Fernando cabrera. Para mí una extensión del desgarro del cantar latinoamericano. Mezcla exacta de detonar, mezcla exacta de sístole y diástole de lo pasado, de la tradición y de la extensión del latir de estas tierras. La otra es Violeta Parra que trascurre desde el registro del cantar campesino de Chile, a la bulimia existencial que pesa en El Gavilán: tal vez, el con más texturas, el más desgarradamente musical y dislocante canto desta provincia.
La presentación de Fernando cabrera se realizará  el 31 de agosto de  a las  20 y 22 h en el GAM, sitio sugestivo, en tanto a sus diverso usos, en que se entronca la política y la cultura de los último 40 años. Hoy por hoy el centro cultural mejor implementado del país.  
La película Violeta se fue a los cielos del director Andrés Wood, en cartelera, estrenada el 11 de agosto, muestra texturas y sinuosidades, muestra una fotografía prolija y tomas que dejan ver la buena salud de que goza el cine chileno, por lo menos algo de este. Más allá de los recursos gestionados por el director, que son bastante, hay cariño en esta ejecución. La interpretación  de Francisca Gavilán es lo que uno espera de cualquier interprete, concentración lucidez y pasión, el olvido de los lindes. La visión que entrega Andrés Wood de Violeta está lejos de la maqueta que por años nos han dado de la cantora, aunque  insiste en darle mucha relevancia a su posición política y a la incidencia de su azar amoroso en su determinación final. El tema del suicidio no parece estar aun resuelto, quién podría si no…

martes, 3 de mayo de 2011

Nunca fui amigo personal de Gonzalo Rojas

En todo hombre […] hay una parte que sólo le incumbe a él y a su existencia contingente, es desconocida para los demás, muere con él. Y hay otra parte a través de la cual el individuo se aferra a una idea que se expresa a través de él con claridad meridiana, y de la cual él es el símbolo. Wilhem von Humboldt




Uso este epígrafe que sincrónicamente aparece en el libro acerca de C. G. Jung.

En contra de las apreciaciones vertidas por Gonzalo Rojas, en su entrevista pos terremoto, entre las manos que se aprietan están las de Piñera y las de Lagos. Entre los rostros están los circunspectos, los de acero que no hacen más que restar un instante a la permanencia. Ahora van los amigos, los más amigos, los admiradores de los artificios, los admiradores de las construcciones y de las conspiraciones, por ahí se deslizan los que creen tener algún dato que lo vuelva humano, que lo iguale. Que crean conocer el camino para ver las calles llenas de gentes despidiendo o buscando, voyerísticamente, un ápice de aquel hombre que está en el interior de ese cajón. Desde el terminal de buses de Chillan veo pasar el cortejo. Lo miro y de reojo veo que en la televisión hablan de matrimonios famosos, de ceremonias, de tirar la vida por la ventana. De paso me entero que hay un matrimonio importante. Ritos. Que un hecho se convierta en rito es mi forma de entrañar. Estar y sentir que todo toma una manera, un armar de piezas, de encajar las turbulencias y la mesura.

En ese cajón, como en los versos de Gonzalo, veo pasar. Los veo en el Museo de Bellas Artes, los veo tomados por sus hijos, por su nieto, por el historiador, por el abogado tirado a poeta y por los políticos; por aquel que le publicó su libro Las hermosas. Veo el cajón, pasa por mi lado y no aplaudo. Todos aplauden y no miran el cajón, se miran a ellos mismos aplaudiendo. Se ven aprobando la vida de aquel hombre que ya no es hombre, que es un cuerpo lleno de sangre. Y nuevamente al vehículo que lo lleva, de ahí al aeropuerto, y en Chillan los mismos políticos y los más y menos amigos. La Universidad de Concepción, la Universidad del Biobío. El Consejo de la Cultura. La institución sobre la institución. Y otra vez el cajón multiplicado. El cajón dolorido de repetirse. Y los ojos se vuelven lágrimas y se enrojeces con más frecuencia. Me adelanto al cortejo y camino a su lado y cruzo la plaza de Chillán, camino a paso normal. Voy dejando atrás cada uno de esos cajones rodantes con sus vivos y me acerco al del cuerpo de Gonzalo. Lo sobrepaso unos metros para refugiarme en el terminal y ver las reseñas periodísticas de la muerte del poeta en los quioscos locales. También escucho unos aislados gritos con la consigna ¡Viva el Poeta! Reconozco a algún activista poético de esos que abundan en la republica. Se aleja el cortejo, gira rumbo al cementerio y el televisor del terminal anuncia la boda del siglo.

No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,/pero no puedo ver cajones y cajones/pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto/llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver/todavía caliente la sangre en los cajones.

El 23 septiembre en el programa de Radio Universidad de Concepción El sonido de los libros recuerdan la muerte de Neruda, la vinculan con el cuadro respiratorio y la potencial muerte de Gonzalo Rojas, hacen mención al parecido de las circunstancias políticas del país. Entre mi risa y mi asombro salgo al paso y le digo al conductor que no nos mate a Gonzalo y que hay que ser más preciso con lo de las actuales circunstancias políticas. Cinco meses después accidente vascular, dos meses de agonía y se nos muere Gonzalo Rojas a los siete meses del programa radial.
A las 9 de la mañana del 25 recibo un mensaje de texto de mi amiga Viviana Diez, me cuenta del fallecimiento. Estuve sin señal, desconectado del mundo todo el fin de semana. A las 18:00 Leonidas Rubio me escribe SE NOS FUE EL GUARDIÁN DEL RELÁMPAGO... Le respondo que estoy tentado a escribir algo, pero me guardo la tentación, no sea que el caballero nos mande un relámpago y nos fulmine por hablar más de la cuenta. Leonidas escribe la primera nota y me deja la que sigue. La de él finaliza de este modo: “Así para mí, para Cecilia, para Mafalda, para Alexis, para Jorge, para Alfonso, para Marina habrá un saldo y cada cual tendrá en mente su propio epitafio, ya que él nunca supo escribir bien el suyo. Sea cual sea, que nadie mienta ahora negando que una vez lo veneramos.”

Si encontramos un sentido en realizar una nota de un tutor, de un posible mentor indirecto, se deslizan esquirlas de recuerdo, suelo citar a Rosamel, suelo decir que el recuerdo es un hueso menos en el cuerpo. Al parecer tengo un esqueleto que estimo infinito. Gonzalo Rojas es Omar Torres, mi profesor de matemática, quien me dio por recomendación leer la carta que donó Gonzalo a la Biblioteca Municipal, esa que estaba enmarcada frente al mesón de pedida, me la recomendó al ver que quería dedicarme a escribir.

Gonzalo es el señor por el que deje el viaje de fin de año con mi curso para coordinar una lectura en La Casa del Andalien, dónde el Premio Nacional de Literatura sería el invitado de honor. Se le ocurrió operarse. Su silla la dejamos vacía, con su nombre a modo de signo. Ricardo Burmeister era director de la Casa del Andalien, sitio de la lectura, y del Sanatorio Alemán dónde se internó Gonzalo. Este señor Rojas era quien pudo haber prologado mi primer libro, a sugerencia del mismo Burmeister, pero mi ansiedad de que se publicara no siguió esa senda.

Fui a lecturas en el Auditorio de Lenguas y me pareció siempre una mise en scène. Demasiado ceremonioso. Era una clase magistral. A mis 16 no estaba para clases magistrales y al parecer aún no lo estoy. Era un espectáculo de nivel. Una lectura como pocas he visto. Esas en que, a pesar de los ecos nerudianos, había algo distinto. Algo propio de Gonzalo Rojas. Sólo he visto espectáculo semejante en la voz de Jaime Quezada que de seguro debe más de algún tips al guardián del relámpago. Antología del aire era el libro que me regalaron para mi cumpleaños número diecinueve. Fue de ese libro del que mi hermano bebió. Memorizó Que se ama cuando se ama en el patético departamento del que casi se tira. Me devolvía el ejemplar de la primera edición de esa antología casi cayéndose las hojas. Luego de esa experiencia existencial-poética se hizo fanático religioso.

Me fui a vivir a Santiago y me alejé del Rojas penquista y chillanejo. Pero supe del poeta-profesor de la Universidad Andrés Bello. En Santiago vi instigar carreras de Literatura Creativa y cosas afines en distintas universidades privadas. También vi a Gonzalo como “rostro” de dicha Universidad.

El año 2000 recién asumido Ricardo Lagos dio un discurso en la Casa Central de la Universidad de Chile. Estaba Gonzalo Rojas. Durante y posterior al discurso de Lagos intercambiamos impresiones, después, ya en el coctel, lo vi solo, como desconociéndose, como un poeta que, ya sabemos, poco importa a los políticos, si no en el momento de empinarse sobre su imagen manipulada por el gabinete de turno. Por lo general me quedo observando en un punto y esperando alguna cara conocida. Fui invitado por Jaime Quezada a esa actividad, como no me acomoda saludar a tanto personaje, me quede aislado también. No recuerdo cómo fue que terminamos hablando de Concepción y de lo poco que le gustaba Santiago. Por mi parte, le decía que estaba fascinado con los libros de la Biblioteca Nacional y le conté que había un ejemplar de Bruges la Morte de Rodenbach y otro de Les Chants de Maldoror. Le interesó ese último en especial, al parecer era la primera traducción al español realizada por Ramón Gómez de la Serna. Gonzalo se retiraba a casa de su hijo. Jaime y yo nos fuimos a la Unión Chica como solíamos hacerlo en aquel tiempo en que trabajábamos en Bendita mi lengua sea, Diario íntimo de Gabriela Mistral. Costumbre que conservamos.

Hace uno días, después de la ceremonia de despedida en el Bellas Artes, al amparo de las viejas fotos de Cárdenas y de Teillier, bebimos vino y Jaime mencionó que fue en la Unión Chica donde se fraguó el Premio Nacional de Gonzalo. En la mañana, en el metro, antes de la ceremonia, Jaime recordó su viaje desde Concepción en compañía de Gonzalo Rojas al funeral de Pablo de Rokha.

El primer poema que leí de Gonzalo Rojas fue Carbón, lo leí a los 8 años en un libro de Alone, en aquella antología amarillenta sin fechar estaba la versión primigenia sin la grandilocuente estrofa que inicia Ah, minero inmortal… Viví algún tiempo en Coronel y mi abuelo fue ejecutivo de ENACAR. Algo sabía de ese mundo.

Por lo general me aprendía poemas. Mi padre me daba los textos y luego los recitaba en reuniones familiares. Los primeros fueron de Gabriela mistral. A los 9 años aprendí el primer poema largo. Lo recite en un acto escolar esos de día lunes con estrofa marcial incluida. Sonetos de la muerte, eso era poesía. Me tendía sobre los juncos y memorizaba los versos de la Mistral. La misma Mistral que tanto estimaba a Gonzalo, esa señora blanda, como sentenciaría luego, aquella que leyó La miseria del hombre desde dentro, desde la poesía, en contra de los dictámenes de la crítica.

Siempre conserve entre mis útiles cotidianos un cuaderno, registraba los versos que me gustaban junto a los míos, entre mi colección estaba La sombra es lo que el cuerpo / deja de su memoria. Del poema El sol es la única semilla de Gonzalo y de Gabriela Me alejaré cantando mis venganzas hermosas, /¡porque a ese hondor recóndito la mano de ninguna/ bajará a disputarme tu puñado de huesos! De Sonetos de la Muerte.

A través del vidrio de la carroza fúnebre veo su ataúd, justo frente al Dédalo, lo miro desde los peldaños de la entrada al Museo de Bellas Artes. Rodeado, trastierro del olvido, despedida del ruego. A veces me apego a esas imágenes, a cómo voy caminado, como muchas veces, con un libro a modo de escudo.

Compré Esquizo en la Feria del Libro de Santiago a mi vuelta de un viaje a Montevideo. Lo compre muy rápido, era tarde y venía con mi equipaje aún. Lo guardé para llevarlo de obsequio, no tenía muy claro a quién. Viajé a Buenos Aires y entre el equipaje llevaba vinos y el librote ese. Ya en Argentina conocí una de las mujeres más hermosas, a decir de Arrabal, hermosas son las mujeres inteligentes: Amalia Gieschen.

Amalia a quien robé la imagen de los paloborrachos embarazados de peces de colores de la 9 de julio. Pasamos unos días juntos. Después de una lectura en la que tomé más de la cuenta recorrí casi toda Corrientes caminando, le pedí a un florista una rosa roja, no tenía dinero para pagársela así que se la cancelé al día siguiente. Le pedí la más rustica que tuviese. Con las espinas clavándome las palmas, avancé hasta el apartamento de Amalia. Le dejé Esquizo, el que dediqué con palabras alusivas a su humedad, a sus pliegues y a sus besos. El conserje le entregó el libro y dejó la rosa anclada a su puerta. Las historias se entrelazan siempre, como texturas orgánicas que no se saben dónde comienzan, donde está el intersticio. Hay otros portales tinglados, otras puertas del recuerdo que me llevan irreductiblemente a aquellos verso de Rojas: Palabras malheridas. /No hubo tiempo/entre nosotros, nunca hay tiempo/ni distancia, todo es posible/entre dos locos que se ven a cada instante./ /Relámpago es lo que hubo esa vez de Concepción de Chile/y nada más que relámpago, figura/de lo instantáneo hubo de lo que pende el Mundo,/y eso está escrito.//La amo,/¿y qué? Soy el ciego/que ama a su ciega. Como no entender al Rojas enamorado, a ese que estaba imprecando, dando la lata, haciendo relaciones sociales y políticas, fraguando premios desde mi nacimiento, desde el año 77.

Oscuro fue su último libro. Lo demás es solo permanencia. El río turbio del 96 le devuelve el hálito, le da 15 años de vida envenenada. Cada uno ama a su venenosa como puede, yo amé a mi /venenosa,/imposible sacarla de mi seso.

Como no ser su cómplice si también amé a mi propia venenosa, una vez me enseñaron a sacarme el corazón con una cuchara, voy con una de plata en mi chamarra de cuero larga, la escondo para que ella no la vea, pero el maldito músculo se hizo exhibicionista. Yo también amé a mi mafalda que es la hija de su Mafalda. La “damita” le decía, y ella no sentía mucho aprecio por el señor Rojas, a regañadientes se fue a vivir a Chillán, siguiendo a su madre. Él le vio danzar adolescente por su casa chillaneja de paredes azul maya. Soy partícipe de su tango fatigado y cacofónico; del arrastrar cadenas, del arrastrar piedras en aquel (…) Río/ Turbio abajo hasta la Antartica (…) que también fue mío, yo que tengo bastante menos que sus setenta veces siete.

Gonzalo representa todo lo que detesto de los anímales literarios, representa el dejarse adular por los serviles ademanes de personajes como Tulio Mendoza. Su existencia contingente es la instigación de los premios que, si bien es justo su merecimiento, por qué participar en su gestión.

A Gonzalo Rojas quisiera creerle cuando en su Pacto con Teillier dice ¡yo/también soy alerce y sé lo que digo! Aunque me basta un par de luciérnagas alumbrando un camino libre de claudicaciones. Y si sólo quedan tumbas de luciérnagas habrá que quitar de los insectarios del mundo los alfileres de los cuerpos casi partidos de la palabra libélula. Me basta con que nos deje un par de esdrújulas libres de toda jaula.

viernes, 29 de abril de 2011

“VUELVO A MI ORIGEN, VOY HACIA MI ORIGEN”















Jaime Quezada


Texto leído en la Ceremonia Fúnebre de Despedida al poeta Gonzalo Rojas. Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago de Chile, Miércoles 27 de Abril, y 2011.


¿Dónde andará el que dijo La miseria del hombre hace más de 63 años, en Valparaíso? Siempre lo dijo este Gonzalo que ella, la Poesía, es más grande que todos nosotros: La realidad detrás de la realidad, pero desde el relámpago.

En este otoño, otoño o mediodía de abril 2011, y en este tan ilustre-espacio, representativo de las bellas artes y la cultura de Chile, me es dado decir unas palabras ante el túmulo de Gonzalo Rojas, nuestro poeta necesario. No hubiera soñado este privilegio en un minuto tan aciago para las letras de nuestro Chile y de nuestra América, y para la lengua toda.

Desde la publicación misma de Contra la muerte (1964), uno de sus libros visionarios, Gonzalo Rojas —nuestro poeta en las alturas mayores de la poesía iberoamericana de hoy — marcó de inmediato un hito de trascendencia en el proceso poético chileno del siglo veinte. Puso en vigencia y proyección a un autor que desde entonces, y aun antes, había adquirido un compromiso de vida y de conducta con el oficio intenso de la poesía: aire en su invención alucinadora y creadora, pero también en su realidad viva, en el instante terrible y ardiente de cada cosa.

Todavía anda en nosotros ese aire libérrimo motivadoramente en el “somos escritores de Chile y no hay título mayor para nosotros que ése”, al inaugurar aquellos lúcidos, plurales, críticos y dialogantes encuentros de escritores nacionales e internacionales en la Universidad de Concepción –nuestra Universidad- en la década intensa del sesenta. Escritores ante el espejo lúcido de su oficio y ante el otro espejo doloroso, el de su pueblo: compromiso y responsabilidad, decía, cuando no llegamos a las médulas del hambre”.

Y todavía más: “Hemos venido a aprender mucho más que a enseñar” (que acaso eso fue por siempre también su acción y su lema permanente en la transparencia del rigor y el vaticinio, por que eso, lo permanente, en el decir de Hölderlin lo fundan los poetas). A aprender los unos de los otros, como bien dijo Gonzalo, en este diálogo que seguirá resonando mucho tiempo no sólo en un salón de honor, sino en el país todo y en una América toda. Fue su cátedra abierta y educativa siempre, en el aula y más allá del aula, en su alma Mater ejemplar y ejemplarizadora.

Nunca, ni por pienso, descuidó su viva y dialogante relación con los escritores todos de Chile, y con los jóvenes de entonces y con los jóvenes de ahora. Y desde muy temprano en la organización misma de la Sociedad de Escritores de Chile, que tengo esta mañana la honra de representar aquí con duelo profundo, institución de la cual formó parte activa nuestro Gonzalo ya cumpliendo tareas como Secretario General en su directorio, ya dejando su roba tiempo o su roba noche para las publicaciones de la revista de la Sech o de las célebres ediciones Alerce, ya en sus afanes y de manera esencial en aquel otro memorable Encuentro Latinoamericano de Escritores de agosto de 1969 en los Santiagos de Chile, en los Valparaíso y en los Viña del Mar. Ahí el compromiso del escritor y la función de la literatura. Ahí nuestro Gonzalo en su Concepción también con su cabeza abierta y pensante. Tareas muchas que la Sociedad de Escritores de Chile (“algo hicimos con lucidez y con coraje”) principal y eternamente…. le agradece.

Y pensando siempre en las nuevas generaciones, en los jóvenes poetas por venir: “Si estuviera en mí sembraría Chile y América de talleres y más talleres, de escritores y artistas a lo largo y a lo oscuro de sus parajes humanos más diversos, en una suerte de ejercicio con la realidad más ardiente y dolorosa”. Así, en nuestro Gonzalo Rojas, la literatura antes de ser un fenómeno estético era también un instrumento de construcción de nuestra América en el diálogo, en la lectura, en el libro, es decir, en el ejercicio creativo.

No en vano, y muy suyas, son esas palabras amadas en el esdrujulamiento y lo sensitivo del rehallazgo, del zumbido, del relámpago, materia y fundamento de su escritura: "Y voy volando en ellas, y hasta me enciendo en ellas todavía. Las toco, las huelo, las beso a las palabras, las descubro y son mías". Prodigio y vivacidad y transfiguración. Escritura, en consecuencia, iluminada e iluminadora desde el origen, tuétano adentro, en su Dios, en su eros, en su quejumbre y, en definitiva, en su estallido de mundo: sentido y sonido.

Así, La miseria del hombre, su libro hito y primero de 1948, será el inicio, con más o menos plazos, de una veintena de otros que enriquecerán, sin ego posible, su cada vez más admirativa y portentosa escritura poética, aun reconociendo que siempre se estará escribiendo el mismo libro, "libro viejo y libro nuevo al mismo tiempo”.

De La miseria del hombre (1948) a Contra la muerte (1964), de Oscuro (1977) a Del relámpago (1981), de Transtierro (1979) al Alumbrado (1986), de Materia de testamento (1988) a Réquien de la mariposa (2001), y todo en un cauce incesante que va y viene en un llamear esa palabra sin impostura posible, revelando a un poeta cada vez más crítico y congruente con su propia hondura, logrando visiones profundas de la existencia del hombre.

Porque la obra poética de Gonzalo Rojas, siempre tan vivencial y abismante, fundamenta y fija rigurosa, estética y armónicamente las vertientes temáticas de una escritura en su identidad y en su visión y que, a su vez, se irá proyectando de libro en libro, en su revelación de vida y de lenguaje. Además, lo resueltamente quevediano en el tratamiento del desenfado y del humor. O esa terca ironía, con su sátira y su farsa. A su vez, el amor-eros en toda su plena y exacta hermosura de qué se ama cuando se ama. O en la espiritualidad (lector atento de su Juan de la Cruz) de los sentidos o del arrobamiento en la dolencia de amor.

Entre estas vertientes o registros temáticos, Gonzalo Rojas nunca descuidó las circunstancias inmediatas en una poesía de transtierro (pasarán estos años cuántos de viento sucio) o de reflexión de lo humano-humano en las realidades y contingencias. La poesía como experiencia de vida, entonces, con sus "estrellas veloces y oscurísimas". Poesía fermental y vitalísima, sin duda. Y relampagueante y de respiro hondo. Para aprender a ver, a oler, a oír el mundo con su palabra, transida de ella: "No tengo otro negocio que estar aquí —escribe el poeta—, diciendo la verdad en mitad de la calle y hacia todos los vientos".

Recojo sus palabras, lecturas y relecturas diría, y las digo aquí como legado de reflexión, de conducta, de fidelidad y compromiso, de vida, y como pasión y búsqueda del absoluto de este Gonzalo Rojas en la literatura tan suya y en la historia tan de todos:

“No fui el hombre de la adhesión total y estuve lejos del sectario. Ni me instalé con negocio alguno en cuanto a ortodoxia. Al negocio preferí el ocio, como todos los poetas. Así y todo, luché contra la injusticia y creo haber colaborado en la construcción o la armazón de la Patria Grande. Por lo menos fui un testigo de mi pueblo y de mi tiempo. Alguna vez, allá por el 73 sombrío de los chilenos, pude haber desaparecido como tantos otros por orden de no sé quién, pero los dioses no lo permitieron. Alumbrado de mí, doy un salto hacia atrás y entro por un instante en el destello de la infancia. Lo que de veras amas, no te será arrebatado”.

Hablo en este instante –dije- en nombre de mis compañeros escritores. Hablo como muchos otros hablarían, y con menos títulos que muchos, en virtud de ese amor que Gonzalo Rojas nos diera y que tuvo eco en tantos. Le agradecemos, sencillamente, su gran amor y la grandeza que trajo a nuestra literatura. ¿Qué se espera de la Poesía sino que haga más vivo el vivir?

Ya todo estaba en la vislumbradora escritura de Gonzalo Rojas: Non omnis moriar: “no me moriré del todo, viejo Horacio querido. Pero me moriré como la abeja, la pobre abeja que zumba y que ilumina”.

Pero en verdad, también, el muy querido y amado Gonzalo, no nos deja. ¡Cómo podría dejarnos quien nos dio tanto! Está con nosotros y estará con estas y futuras generaciones. Su palabra poética modificó nuestro idioma y cambió el orden de nuestro corazón.

Vuelvo a mi origen, voy hacia mi origen, no me espera

nadie allá, voy corriendo a la materna hondura

donde termina el hueso, me voy a mi semilla,

porque está escrito que esto se cumpla en las estrellas.

J. Q.

27. abril, y 2011

*

domingo, 20 de marzo de 2011

Martirio de San Felipe















Mártir del día: Leonidas Rubio


Leonidas en 1989 fue miembro del Taller de Poesía de la Universidad de Concepción dictado por Floridor Pérez. Fue compañero de Marcelo Rioseco, Mafalda Villa, Italo Nocetti, por nombrar a algunos. Su hermana, Cecilia Rubio, aún se desempeña como docente de nuestra desnaturalizada Alma Mater. Luego a Santiago, Rancagua, Machalí y Curicó. Al parecer, lo tendremos de vuelta para el Programa Acciona del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes

Comienzo a preguntarme Pero en definitiva que quiere tú, el loco? / ¿yo? / esta lengua entre cuatro encías / esta carne entre dos rótulas, / este pedazo de orificio / para los locos.

Leonidas nació en Curicó en 1970, por diversos motivos se nos acerca, se nos viene como las manchas de las paredes. Esta sesión es anterior a la perpetrada a Germán Estrada. Es una trivia, como le han bautizado a este martirio, para una hoja de poesía que entregamos en bares o dejamos en escaños de la ciudad. Labios de Zikuta es una hoja que se reparte gratuitamente y que confeccionamos junto a Leonardo Ojeda.

Los personajes como en una gran familia se entrelazan en la cama penquista, entramando una red que no sabemos a ciencia cierta en qué lugar nos terminará botando, en que fosa o en que ribera del Bío-Bío. Parece que algunos creen que siempre habrá algo que decir, que hacer y qué no hacer en pos de la vanguardia. Esta vanguardia vernácula, como bien dice Jorge Valenzuela, con que han configurado este pueblo provinciano, eterno postulante cosmopolita. Es esa la gran falacia que nos inventamos, es no decirnos a la cara lo que nos gusta y lo que no. No distinguir un hecho de una complacencia. Nuestra Señora de la Santísima Concepción con su sombra de San Pedro en medio del puente, este curso de río que está siempre a punto de desembocar, que por miedo a los extremos no hace más que acercarse al oeste, se disimula por la lluvia interminable. A veces se me olvida esta lluvia y creo que no es necesario convivir con ella. Que tal vez si no salgo, ésta pasará mañana y no estaré todo el día empapado. Pero es una niñería y debo asumir esta lluvia como tengo que asumir el río a medio secar. Ver la inmensidad de un río que nunca fue de éste pueblo hasta que lo secaron las represas transnacionales y que ahora el ridículo estado jura acercar a quienes le dieron la espalda. Los Concepciones no quiere hacerse responsable de un destino trágico: un equilibrista que no mira el suelo, intenta olvidar que la cuerda es apenas un riachuelo que no da cauce para contener un cuerpo cobarde negándose a caer en el mar. En Concepción como en Eyes Wide Shut donde una dice que una noche no es toda la vida y el otro ningún sueño es sólo un sueño, todos coincidimos en lo que quiere el loco de Artaud.

La primera vez que supe de Leonidas fue gracias a un librito en Kraft que se llamaba Cuadernos de emergencia, fue la única vez que, por aquel tiempo, sentía tener un compañero de ruta, No lo conocí sino hasta un encuentro latinoamericano de escritores que se realizó en el Centro Cultural de España en 1998.

Siempre hablamos de la escritura como un proceso en absoluto disociado de la música. Es por ello que, en contra del Ritual Romano, que ordena que la Extremaunción no se administre “a los impenitentes y a aquellos que perseveran contumazmente de modo manifiesto en pecado mortal”, comienzo este martirio invocando el Libro del Desasosiego:

Mi alma es una orquesta oculta; no sé qué instrumento tañe o rechina, cuerdas y arpas, timbales y tambores, dentro de mí. Sólo me conozco como sinfonía.

En no más de dos líneas asociar libremente

Autores

Rilke, Pessoa... de los chilenos Anguita y más Anguita... siempre vuelvo a ellos.... Paul Celan

Poesía

Una descarga genital

Concepción

Mi segunda patria, y conste que no existe la primera

Chile

Una costura larga

Juan Emar

Un acertijo que ya no me divierte tanto

Fulcanelli

El más poeta de los alquimistas

Serrano

Alguien contraindicado para mi presente

Elella

El andrógino eterno, mi integridad, la bisexualidad primordial

Universidad de Concepción

El lugar donde trabaja mi hermana

Rojas

Un viejito gaga

Saenz

No avanzo en él

Piedra negra

Por ella conoceréis todas las otras

Murmullo

Me gusta ese libro

Villablanca

Mi amigo invisible

Rosamel

Me aburre

Humberto

Tengo varios libros suyos

Imbunche

Forma inexplorada de mi naturaleza, región turbia, la caverna mágica, el ano integral, armonía del mamarracho

Generaciones

Una canción de Silvio que relata un acto de pedofilia

Pares

Nones

Acto creativo

Sólo lo hago por placer

Pessoa

Escribió inspirado en mí

Artaud

Me pesa conocerlo tan a fondo.

Carlos de Rokha

Un mito inventado por Lihn

Mafud

Un turco

Chile

Una costra angosta

Latinoamerica

Un país dividido

Gremios

No tengo

Juan Luis Martínez

Un hacedor de mapas que no encuentra el tesoro

Jung

Una vez que lo entiendes no hay marcha atrás. Me lo encuentro en cada gesto.

Muerte

Siempre listo

Sexo

Todo lo anterior y todo lo que viene. Yo escribo impulsado por el deseo.

Sueño

Tengo insomnio crónico

Realidad

Una fantasía casi verosímil

Vejez

Espero no conocer la mía

En no más de tres líneas asociar libremente

Vida o muerte

No entiendo una sin la otra

Sueño o realidad

De ambos hay que despertar violentamente

Gadamer o Benjamín

A salvo de ambos

Pessoa o Proust

Pessoa es más numeroso

Mártir o suicida

Son la misma cosa

Occidente u oriente

Oridente

Mar o rio

Mi infancia está pegada a los ríos: el Huaiquillo, el Maule. Mi despertar sexual fue en la desembocadura del Maule frente a laIsla de Constitución. Para mí era el remanso, el equilibrio. Las aguas ahí eran verde oscuro. Yo confiaba en ellas. Y por ahí entró el mar el año pasado. La paz era asesina.

Noche o día

Noche a toda hora

Juventud o vejez

Fausto

Rojas o Parra

El primer Rojas. Ningún Parra

Huidobro o De Rokha

Huidobro para empezar

Jung o Strauss

Zaratustra

Bombal o pizarnik

Cada una pudo ser personaje de la otra. Pero en mi velador siempre Alejandra

Místico o escéptico

Ciclos alternos de ambos. No confío en ninguno.

Mínimo tres sin máximo

Aún no lo he probado.

Y tá


Leonidas Rubio nació en Curicó en 1970. Siguió estudios de música, periodismo y ciencias jurídicas. En 1989 fue miembro del Taller de Poesía de la Universidad de Concepción. En 1990 fue becario de la Fundación P. Neruda y miembro del Taller de Poesía de esa institución. Ha obtenido la Beca de Creación literaria del Fondo del Libro y la Lectura en tres oportunidades. Se dedica a la actividad musical en forma paralela.

Ha publicado los siguientes libros de poesía:
“Cuadernos de Emergencia” (Santiago, Ed. Mosquito, 1994)
“Murmullo frente a sillas vacías” (Concepción, Ed. Simbiosis, 2001)
“Responso” (Opúsculo, Concepción, Ed. Simbiosis, 2002)
“Imbunche” (Concepción, Ed. Simbiosis, 2009)
“Piedra Negra” (Santiago, Ed. Mosquito, 2009)














Mártir del día: Germán Estrada Fricke


En Concepción existía un único lugar en el que estaba a gusto. Era el bar que producía un compañero del taller de poesía de la Universidad del Bío-bío, ese que hizo Warnken y Elordi hace más de quince años. Era una síncresis retórica, posmodernidad recargada que se desprende directamente del plagio. Un lugar hecho como placebo estético.

La ciénaga penquista absorbe todo, la Estética de la Humedad, como le llamo a las manchas que pueblan la obra y la vida de las gentes de la Concepción de Chile o como bien dice Estrada “el gris que anuncia la lluvia que tarde o temprano caerá”, ha devorado aquel lugar.

Desde el segundo nivel se veía el escenario y sus cables retorcidos. Las cajas y los micrófonos, cuerpos gastados después del sexo. Había un sendo grafiti con bordes delineados con negro. Figuras, cicatrices o costuras, esos dibujitos que uno hace cuando quiere mostrar un pirata con heridas de guerra. La imagen de Manuel Rodríguez y sus variantes inverosímiles. No sería raro verlo encamado con la Virgen del Carmen. Me desdoblo y vuelvo al Bar Del Frente, a la vista desde mi refugio: Si me siento no veo más que un cubículo, una especie de living familiar con algunos grabados y unos óleos. Hay una serie de esculturas en mimbre, se asemejan a unos monjes cartujos. Hay momentos que los miro, todos tienen su propia semblanza. Su carácter. De los primeros, el nihilista arrogante con su mirada fija en un punto definido. El que más me identifica es el que tiene la cabeza inclinada. No sé si reza o llora.

Termino ese viaje y camino por Prat, camino y me acerco de a poco a Barros, de ahí subo, paso por fuera de lo que era el Cariño Malo y no hay siquiera un rastro del pasillo plagado de fierros, de velas como estalactitas de tiempo, se sudores, de música y de pasos. Palmenia Pizarro impresa en los individuales de kraft, adolescente, me escondo de las miradas, un par de amigos bastan para sentirme en casa, Germán y uno de los hombres más agradables y talentosos que he conocido. Esta ciudad olvida fácilmente los nombres, pero algunos no. Jan el co-fundador de Quórum, sonidista, músico y oficiaba de DJ y co-dueño de Audiosur. Nadie se percataba de su silenciosa prolijidad, de sus tragos, ni de su pasar sin estar. Nadie recuerda su hablar alemanoso. A mis 16 años intentaba rescatar el tiempo, buscar lugares, sentir la música. Esa era lo que movía a Jan e imagino que era lo que buscaba Estrada. A Estrada lo veo con el sombrero de cuero café fusión de Cocodrilo Dundee e Indiana Jones y, por supuesto, su inconfundible voz. Habíamos sido compañeros de taller, él, Marcelo Rioseco y Jorge Valenzuela. Yo, apenas un imberbe, disfruté el espacio, que al tiempo Germán coproducía. Desde ahí nos fuimos encontrando. En Santiago nos topamos en Lastarrias y otra en un after clandestino. También fui a verlo al Soul, restobar ubicado a una cuadra del San Cristóbal. Un buen sushi y rico vino blanco para amenizar la conversa de una variada mesa de productores y músicos que brindó Germán aquella improvisada visita. Luego after del bueno.

Ahora ya varios gramos de tiempo, de negocios, de “divertidad”, en un rito lúdico convocado por Labios de Zikuta, someto a Germán Estrada a este Martirio de Sán Felipe


A: Hola Germán tenís un rato???

G: Hola Alfonso, dime

A: negro o blanco

G: ja

A: En máximo tres líneas asociar libremente, dale

G: No me hagai una encuesta ahora, estoy en un estado de descomposición espiritual

A: Mejor aún según Cioran, dío o noche??

G: Sabes que te voy a contestar sólo pa’ quedar en paz contigo, ya que no estás entendiendo que en este momento no estoy en paz yo.

En máximo tres líneas asociar libremente

Dos líneas no me alcanzan para contestar este test
Soy un drogadicto goloso, pueden ser dos líneas largas? O dos líneas para cada “item”?

Marcelo Rioseco
Mar Cielo Rìo Seco. Si este cuestionario, test, entrevista fuera de términos excluídos este sería el primero.
No es de términos excluídos e igual es el primero. Nada ni nadie me conforma.

Diversión
La divertidad es la pasta base de la cultura

Cultura
Me gustaría citar a Rodin hay cosas que son porque son sólidas, como la cultura y las tatuas.

Holanda
Recorrí en bicicleta la mitad de ese país. Aprendí holandés, a todos les decía Hola, como estaban todos drogados nunca me entendieron.

San Pedro de Atacama
Nunca iría a un lugar donde está prohibido bailar. Y conste que yo sólo bailo con fines sexuales.
Acabo de hacer desistir a la mujer que más he amado de ir allí, hay que venir al sur le dije…

Cristián Warnken
Este habría sido mi segundo término excluido. Pensé en escribir la vileza de pensar y me cayó una gotera en medio de la cama.
Será este gallo un ángel? Yo lo ví llorar. Será este gallo un demonio? Le hice muchos favores, un día le pedí uno, nunca lo volví a ver.

Poesía
Hubo un minuto extraño en que escribí dos palabras verdaderas. El hambre del poema lo devoró todo

Lluvia
La lluvia es una consecuencia de pensar mal de Cristian Warnken, Marcelo Rioseco piensa bien de él por eso su río está seco. Además es una de las principales causas de la locura en Concepción. No la lluvia caída, si no el gris que anuncia la lluvia que tarde o temprano caerá.

Patria
Si fuese una pregunta hubiese contestado: ¿me puede repetir la pregunta?
Patria, luz y bandera en las entrepiernas del universo.

Nacionalidad
Soy vasco mi verdadero apellido es Otxoa, en español Ochoa, que significa Lobo, pretendieron ocultármelo, dinamitaré todas las estaciones de tren hasta lograr la independencia de los vagones a los rieles de este mundo estructurado.

Guerra
El hombre contra si mismo. Una victoria sin sobrevivientes.

Terremoto
Un buen momento para probar la validez del código Bushido.
La irreversibilidad del tiempo es uno de los pilares de la teoría del caos, no me jodan, hasta la luz es destrucción sútil.

Cariño Malo
Había una vez un experimento consistente en asegurar la existencia de población fértil y legalmente apta para la sexualidad en Concepción para los años 2014 al 2016, post fin del mundo. El experimento era simple se trataba de estimular con buena música y abundante alcohol el apareamiento. Seguí impulsando este proyecto en diferentes lugares.


En máximo tres líneas asociar libremente
Sobre la binariedad y a modo de introducción a esta segunda parte. Kazantzakis dijo de la vía espiritual: Existen 4 estadios que ir superando para alcanzar la iluminación. El primero cuando el bien y el mal son contrarios. El segundo cuando el bien y el mal son complementarios. El tercero cuando el bien y el mal son lo mismo. Y el cuarto cuando el bien y el mal no existen. Hombre no soy un robot para que me pongan frente a esto, me obligan a tomarme más líneas. Mmm, dijiste tres líneas ah eso me parece bien, tres líneas es para profesionales, me gusta quedar cojo o trinario que le llaman…en el estado trinario, trino mejor…


Negro o blanco
El negro es el tono de la ausencia de luz, la luz es blanca pero está compuesta de todos los colores, los colores no existen son el default de una visión inexacta de la reacción química de la luz sobre la materia. La luz es materia en combustión, se ve blanca cuando llega aquí pero en su origen ya es negra. La luz es la nada viajando para alimentar nuestra ilusión. La luz es un error. Todo es un error si no fuera por las bellas mentiras del arte.

Charlie Parker o Mingus
Toronto Massey Hall , 1953 Parker y Mingus. Me gusta el saxo contrabajo.
Fé de erratas: Donde leyó saxo y pensó en sexo debió creerle a su intuición. Con trabajo siempre hay recompensa.

Río o Mar
Hay un poema de Bukowsky que se llama Hoy conocí un genio. El poema se trata de un viaje en tren donde un niño y Hank van mirando el mar por la ventana. De pronto el niño dice : el mar no es nada bonito!!! Y Hank dice algo así como: nunca antes lo había pensado, hoy conocí un genio. Fin.
Ese poema habla del mar y cada vez que lo leo…me río.

Música o literatura
Malva es entre las tumbas, / Hierba de los campos de Arganza…fragmento de un poema de Juan Carlos Mestre.
Música o literatura?


Dos o tres
Me piden que en tres linéas asocie libremente dos conceptos: el dos y el tres. En pleno ejercicio de mi libertad y solo apelando a la aritmetica basica, la numerología y la sexología, todo asociado claramente, propongo: 2+3=5, 2-3=-1, 3-2=1, 2x3=6, 2:3=0.66666, 3:2=1.5, 2 y 3=23, 3 y 2=32 ambos casos suman 5, 5 es un buen numero de amantes para tener 2 días libres para juntarse en la semana con amigos poetas y borrachos.

Café o chocolate
1-.Café tomaría ahora para pasar el frío y espantar la soledad si no me quedara droga, pero me queda.
2-.El chocolate está en mi velador, un lindo velador herencia de mi amigo Horacio, el chocolate es de ella y ella amaría venir y derretirlo en mi café.
3-. Volver al punto 1-.

Día o noche
Tuve esta discusión por teléfono alguna vez con un amigo que estaba en Tailandia mientras yo estaba en Chile.
Luego leí a Blaise Pascal y comprendí que en un nivel dado de discusión lo contrario de una gran verdad es otra gran verdad.


Bar del frente o Roomba
En el Bar del Frente le confié la administración del dinero a un socio inescrupuloso que dijo cuidaría de mis intereses para que yo pudiera dedicarme a producir un buen lugar. Me equivoqué.
En Roomba que ya era un buen lugar, mi casa, le cedí la administración de mi vida a una socia escrupulosa que dijo estar enamorada de mí. Me volví a equivocar. En resumen soy un tarado con habilidades claras para divertir al mundo.


Derecha o Izquierda
En política depende de cuanto paguen por mi silencio.
En mi barrio dos formas válidas de matar el tiempo dando vueltas a la manzana.

Ciorán o Jodorowski
Les habría dado como penitencia leerse el uno al otro para mitigar sus egos. Me daré la licencia de la cuarta línea en este “item”.
Cuando pequeño según mi modelo de familia bien constituida, con mi hermano invitábamos a mis primas y vecinitas a jugar al papá y a la mamá y decíamos: juguemos a Cioran y Jodorowsky? Entonces nosotros como héroes desencantados nos poníamos a lanzar diatribas sobreactuadas y poéticas sobre el complot del universo para destruirnos y ellas con todas sus triquiñuelas psicomágicas nos reencantaban.

Jung o Levi-Strauss
Soy simbolista, creo en el rito, creo en el saber acumulado como síntesis y transmitido silenciosa e inconscientemente por los genes, creo en el acto de poder que revela la realidad mágica de los arquetipos. Pero estoy absolutamente consciente que los pueblos llamados salvajes poseían 20 mil palabras sólo para designar los cambios de las plantas, flores y árboles. El lenguaje es símbolo. Además de eso, Julio Jung y los Levi’s 505.


Germán Estrada o Negro Pésimo
Objeción su señoría. Pessoa tuvo muchas más opciones.
Durante mi vida he sido Curiche, Wamba, Sombra, Calígula, bollo de maqui, mojón de pelé, torreja de túnel, stravinsky, oscuro, blacky, algido cara blue, negro, maldad, germal, negro malo, germán estragos, poeta, germen, negro ultra malo, estrada freak, el malo, negro pésimo, siempre germán estrada fricke hasta que supe que era germán ochoa fricke y dudé un rato y seguí siendo estrada, y todos estos ápodos, seudónimos, epítetos alternados de “mi amor” y “el conchetumadre” por mis novias y esposas, actualmente todas sin excepción ex novias y exesposas, y en mi familia de germancito y Marcelo porque ellos saben verdaderamente quien soy y seguramente jamás leerán esto y si lo leen pensarán que no fui yo quien lo escribió.

Martir o verdugo
Verdugo de mí mismo, de mi pequeñez, de mi ignorancia, de mi imbecilidad, mártir de mis excesos, de mí soberbia, de mi sed incontrolable de poder y conocer. La guillotina es un instrumento recomendado para estos casos ya que se puede accionar la cuchilla soltando el cordel sin moverse de la cómoda posición del que está a punto de ser ejecutado.



Creo que llegué a conocer mucho más a mi entrevistador gracias a sus preguntas de lo que el verdaderamente obtuvo de mi.
Aunque quizás leyendo entre líneas como yo acostumbro a hacerlo, se pueda vislumbrar algo.
Yo le advertí que estaba pasando por un mal momento como siempre y el insistió en seducir a mi vanidad. Sólo espero que sea publicado íntegramente para poder conocer alguna vez en mi vida la palabra: arrepentimiento.