miércoles, 18 de agosto de 2010

Último informe meteorológico: lluvia de contenedores


La noticia se expandió urbi et orbi. Los medios del mundo coincidieron en que los chilenos estaban hambrientos de cultura y que si bien el saqueo es siempre deplorable, habría ayuda internacional. Los altos organismos coincidieron plenamente. En pocos días llegaban containers y containers con libros de distintos confines del mundo y librerías tipo cafeterías, de esas modulares que se levantan con mucha rapidez. El Presidente Piñera y el Ministro de Cultura las inauguraron con gran alborozo.

Tito Matamala


Opinar por opinar no parece ser el tenor de lo que hace Tito Matamala o ¿si? Pregunto y mi gemelo homónimo responde que ha leído más de una vez sus destempladas e irreflexivas columnas. No desconozco que su narrativa tenga algún estilo personal, que por lo demás, no es de mi agrado. Lo verdaderamente nocivo es el fondo. Intenta convencernos de su objetividad, de su lucidez, de su independencia. Tito Matamala se ha transformado en una rumiante sagrada. Este periodista, profesor universitario publicado en muy buenas editoriales, esto lo digo desde lo formal, nos propina sendas columnas con containers mutantes. Nos habla de terror. En alguna otra columna, en un periódico de circulación nacional, también nos ha intimidado con los saqueos, con zombis comecerebros caminando por nuestras calles. No será que el estrés postraumático lo dejo muy susceptible a las películas de Carpenter, no será que tiene mucha tribuna y se le quemaron las ideas o se le perdieron entre los escombros de su departamento. Mi homónimo, que es más osado que yo, dice que este señor se pega con algunos temas para poder justificar el espacio. Las crónicas precarias de Matamala, además de ser contradictorias, son irresponsables: en más de un comentario nuestro laureado escribiente ha dicho que detesta a los poetas, pero también se ha referido a Gabriela Mistral con profunda admiración.

Presentando La gran breve guía de los animales salvajes dice que "…es esperanzador descubrir que pese a los juegos electrónicos, a la televisión, computadores e internet, aún hay niños que se maravillan con los animales". No será esta misma búsqueda de cosas sensibles, este compromiso con la realidad inmediata, lo que llevó a estos “actores secundarios” (tomando el título del documental) a participar de lo que se llamó revolución de los pingüinos. Entonces, es sólo mi imaginación la que generó el supuesto de que este señor admirador de esta cualidad en los niños, así como de Gabriela Mistral, poeta, dicho sea de paso, viese, en esta misma actitud, una expresión desaforada, fuera de lugar y los mandó a la sala, invalidando todas sus peticiones. Cioran decía que se perece por el yo que sea asume. Al leer al señor Matamala, leo a alguien que no asume yo alguno, haciéndolo insufriblemente presente. Como un demagogo escribe sobre todo lo que no tenga incidencia en su bienestar de escritor enquistado. Cabe señalar que el proyecto que tanto critica es PROVISORIO. Han trabajado profesionales especializados por más de 5 meses y tengo la certeza de que los módulos no son una irresponsabilidad estética. Conozco de cerca el proyecto, estos locales comerciales se parecen más a los que Tito Matamala soñó como librerías tipo cafeterías, de esas modulares que se levantan con mucha rapidez y no a los containers que tanto temor le causan. No es culpa de los gestores del proyecto que sueñe con containers que lo persiguen o con lluvias de containers, así como alguna vez soñó que llovía elefantes.

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